lunes, 24 de septiembre de 2012

Olga Reyes Salazar, LO QUE PASA EN LA CAMA PASA EN LA PLAZA


Zyanya Mariana
La secreta dulzura del dolor

la secreta dulzura del dolor
es transparencia, sale
de la furiosa resignación del sueño,
suena en la boca del perdido
              
en su origen, en su
rumor de existencia que
le clava la cabeza al gran espanto,
al doble andar, al doble hilo, a la
              
no verdad del estar como no estar,
el vuelo torpe que los cría,
lo que rompe la luz, memoria
              
confusa por sus números,
pecho que dura como huella,
la nada que te ama.

Juan Gelman



A Olga Reyes y la familia Reyes Salazar


LO QUE PASA EN LA CAMA PASA EN LA PLAZA; 
Olga Reyes Salazar, una mujer como otras


Cinco de las 10 ciudades más violentas del mundo son mexicanas.    La más violenta, sin embargo según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal A.C., es San Pedro Sula, en Honduras con 159 homicidios por cada 100 mil habitantes. 
Por una diferencia de 11 asesinatos ha desplazado a Ciudad Juárez que durante tres años ocupó el primer lugar.  Hoy en la norteña ciudad fronteriza sólo se asesinan a 148 personas por cada 100 mil habitantes, le sigue en el tercer puesto Acapulco con 128 homicidios, muy lejos Torreón, Chihuahua y Durango con una tasa de 88, 83 y 80 homicidios, respectivamente, por cada 100 mil personas.
            
Según la Base de datos de la Procuraduría General de la República (PGR), de diciembre de 2006 a septiembre del 2011 fallecieron 47'515 personas por presunta rivalidad delincuencial.  No sólo la cifra es muy menor a la manejada por organizaciones civiles, ahora sabemos, desde la muerte de Juanelo, que los muertos no sólo son sicarios en rivalidad como quiere el discurso oficial sino víctimas: jóvenes, civiles, activistas y por supuesto un sin número de periodistas como lo documenta Silencio forzado.    De hecho gran parte de la labor del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad ha sido darle voz a muchas víctimas silenciadas por la impunidad y el vértigo de la vida urbana; es el caso de Olga Reyes invitada por el grupo @masde131 a dar su testimonio en el contexto de #10diasXlaPaz y los Derechos Humanos en apoyo a la labor de Javier Sicilia.

Acequia en el Arenal en el valle de Juárez
  
La familia Reyes Salazar vivía en el fértil valle de Juárez y era una familia como cualquiera de la región.  Les gustaba llegar con su troca al campo de los Arenales donde asaban carne y pisteaban, ahí en la ruta que va de Juárez a Práxedis, ahí mismo donde el 25 de febrero y 2011 fueron hallados, con signos de tortura, los cuerpos de Elias Reyes y Malena, sus hermanos, y de su cuñada Luisa Ornelas.  Cuando lo narra a Olga se le salen las lágrimas; todavía recuerda como si fuera ayer los cuerpos de sus hermanos llenos de tierra y cal.

Después de la entrevista con el gobernador César Duarte, Doña Sara le pidió
a su hija Maricela que cesara la huelga; no quería un muerto más en la familia...

A partir del secuestro de sus hermanos el 7 de febrero, Marisela Reyes, su hermana, inició una huelga de hambre frente a la subprocuraduría de Justicia Estatal en Ciudad Juárez, Chihuahua.  En una pequeña carpa acompañada de su hermana Claudia y su madre Sara, exigía la aparición de sus hermanos y el fin de la violencia en la región.  La huelga de Marisela recordaba, por su paralelismo, la huelga de otra Marisela asesinada por exigir justicia para su hija, Rubí Marisol Frayre Escobedo, también asesinada.

Marisela Escobedo 
El caso de Marisela Escobedo Ortiz es escalofriante y habla no sólo de la impunidad de los poderosos sino también de las estructuras invisibles que alimentan los feminicidios en Ciudad Juárez y seguramente en el país.  Hace años, muchos años, en un 2005 lo constaté in situ al ser invitada a un festival de poesía.  De mis dos visitas escribí una nota: Como jirafa en CD Juárez donde la impunidad, el narco y la violencia ya eran parte del paisaje fronterizo.  Juárez fue sin duda el principio de la violencia que hoy vivimos en México y no quisimos ver.  "Estaba allá, muy lejos, nos decíamos.  
Narro brevemente el caso de Maricela Escobedo por terrible y aleccionador pues demuestra como el estado alimenta las estructuras invisibles: patriarcales, de poder y narcoeconomía: Sergio Rafael, de 22 años, asesina a a su pareja Rubí de 17 años en agosto del 2008.  Vivía con ella y había procreada una hija de nombre Heiri.  En un ataque de culpa, supongo, condujo a la policía al lugar en que había depositado el cadáver.  Asesino confeso pidió perdón a la madre.  Sin embargo el  30 de abril y 2010, los jueces absolvieron al asesino.  El 20 de mayo de ese mismo año, después de un diagnóstico elaborado por una comisión interinstitucional, se realizó un nuevo juicio.  El nuevo tribunal anuló la vieja sentencia y emitió una nueva contra Sergio Rafael Barraza Bocanegra condenándolo a 50 años de prisión.  200 días después Marisela Escobedo fue asesinada frente al Palacio de Gobierno con un sólo disparo certero a la cabeza.  Para la periodista y activista, Lydia Cacho, este feminicidio es un crimen de Estado. A diferencia de las autoridades competentes Marisela madre ubicó, después de meses de pesquisas, a Sergio Rafael Barraza en Fresnillo Zacatecas poniendo en evidencia la displicencia de las instituciones, incluyendo al gobernador de Chihuahua César Duarte quien en una entrevista declarara: "la señora Escobedo sí proporcionó información sobre el paradero del asesino de Rubí pero era inconsistente, pues no se ha podido localizar al responsable."    

Frente a tales antecedentes la familia Reyes se traslada a la ciudad de México y se instala frente al Senado de la República.  Tuvieron suerte, otra mujer de historia paralela se interesó en su caso.   
Hoy Jesús Ibarra, desaparecido
en 1974, tendría 50 años 
"Fue la Senadora Rosario Ibarra de Piedra la que nos escuchó, cuenta Olga Reyes."  No es casual ella perdió a su hijo, Jesús Piedra Ibarra, en plena Guerra sucia en los años 70's.  Como los Reyes, Le Barón o Sicilia convirtió su dolor en una lucha que desembocó en el Comité Eureka que pugnaba por los presos y desaparecidos durante el régimen de Díaz Ordaz y Luis Echeverría.  Candidata a la presidencia en 1982 se unió a los reclamos por fraude, apoyó y apoya las causas zapatistas y ese día escuchó los reclamos de las Reyes.  Su intervención permitió que doña Sara Salazar de 73 años se entrevistara con el gobernador de Chihuahua César Duarte.  “Mi mamá, una viejita, le dijo al gobernador que quería a sus hijos.  Él sabía algo porque tres días después aparecieron mis hermanos al borde de la carretera, con tierra; yo creo que los desenterraron.  Tenían golpes y balazos.”      

Una semana antes Sara Salazar escribía una carta pidiendo la liberación de sus hijos y su nuera, aludía a la humanidad de los secuestradores.  En respuesta su casa fue incendiada.  “Estaba enfrentito de una cuartel militar”, afirma Olga Reyes, ellos vieron quienes fueron y no hicieron nada.”  La garganta se le entrecorta al recordar el incidente pero se aguanta y prosigue con su testimonio: "Con el movimiento marchamos rumbo al norte y en Durango conocí a una mujer que me dijo: -desde que llegaron los malos todo se pudrió.  -¿Quienes son los malos? -pregunté.  Los militares respondió la señora.  Yo no acuso a nadie, afirma con vehemencia Olga, pero las cosas se pusieron más feas cuando ellos (los militares) llegaron a arreglarlas."  
  

La familia Reyes era panadera de oficio pero muchos se convirtieron en activistas cuando el valle enfermó entre bandas, militares y narcos.  No siempre fue así.  En los años 50 la zona fue famosa por su producción algodonera, su calidad competía con la de Egipto, le llamaban el “oro blanco”.  Este año el algodón alcanzó un precio record en el mercado internacional sin embargo los agricultores se han ido, no les ha importado perder los apoyos gubernamentales pues el miedo a perder la vida es más grande.  La violencia ha convertido al valle en pueblos fantasmas.  Las cifras de muerte son brutales, 1’600 homicidios por cada 100 mil habitantes, el número sólo es  comparable al de un genocidio.    

Continuará...)

También pienso que el silencio forzado al que han sido sometidos periodistas y activistas este último sexenio es responsabilidad del Estado.  ¿Dónde están el blogero Ruy Salgado  y el activista Aleph Jiménez?  "Vivos se los llevaron vivos los queremos…"

1 comentario:

  1. Zyanya:

    La nota de esta semana es de gran trascendencia, debo agradecerte que retomes los casos de la familia Reyes Salazar y Marisela Escobedo, crimenes solapados por la gran incompetencia gubernamental para dar soluciones justas, efectivas y oportunas. Esta nota me ha tocado personalmente porque yo los vivi de cerca, lo sufri, llore por ellas, como mujer y como juarense, y no debemos olvidar ni los hechos ni las historias de estas mujeres ni sus nombres. Bien por ti por esta nota.
    Un abrazo conmovido.

    Carmen Amato

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