miércoles, 27 de septiembre de 2017

Treinta dos años después, un 19 de septiembre; LO QUE PASA EN LA CAMA PASA EN LA PLAZA


Zyanya Mariana




 Eres del lugar donde recoges la basura.
Donde dos rayos caen en el mismo sitio.
Porque viste el primero, esperas el segundo.
Y aquí sigues.
Donde la tierra se abre y la gente se junta.
Otra vez llegaste tarde: estás vivo por impuntual,
por no asistir a la cita
que a las 13:14 te había dado la muerte,
treinta y dos años después de la otra cita,
a la que tampoco llegaste a tiempo.
Eres la víctima omitida.
El edificio se cimbró y no viste pasar la vida ante tus ojos,
como sucede en las películas.
Te dolió una parte del cuerpo que no sabías que existía:
a piel de la memoria, que no traía escenas de tu vida,
sino del animal que oye crujir a la materia.
También el agua recordó lo que fue cuando era dueña de este sitio.
Tembló en los ríos.
Tembló en las casas que inventamos en los ríos.
Recogiste los libros de otro tiempo,
el que fuiste hace mucho ante esas páginas.
Juan Villoro 
(Fragmento: El puño en alto)



Foto: aeroperla/Instagram


LO QUE PASA EN LA CAMA PASA EN LA PLAZA; 
Treinta y dos años después, un 19 de septiembre


Muchas son las similitudes pero dos, me parece, son las grandes diferencias entre este, al que llamamos terremoto #19s y aquel al que llamamos sismo de 1985. Las consecuencias paralelas y bifurcadas también tendrán que entenderse en ese orden.

Teléfonos de México era una paraestatal, su estructura había sufrido grandes daños
con el sismo por ello la comunicación telefónica fue imposible.
Los telefónicos públicos fueron gratuitos hasta su privatización en el 94.
Foto:1985

El escritor Nacho Padilla, maestro y guía, solía repetir en clase que los mexicanos aún no narrábamos en ficción lo sucedido durante el sismo del 85; añadía que no había novela o cuento que lo tratara directamente. Ello a pesar de algunos ensayos y una novela gráfica del escritor Fabrizio Mejía Madrid y el caricaturista José Hernández; Zona de desastre. Quizás porque en aquel entonces el terremoto del 85, encontró un sociedad cándidamente cerrada; con una economía inflacionaria (una más después del 68) y con un gobierno absolutamente vertical, surgido de una Revolución semi social, que daba trabajo o encarcelaba a voluntad; el caso del escritor José Revueltas y el maestro rural Hank González son extremos y paradigmáticos. 
El silencio, el abyecto orden piramidal y el clientelismo eran la ley. También el centralismo, pues los estados y sus escombros tras el sismo desaparecieron frente a la tragedia capitalina. 

Buscando quereres entre los muertos, con tapabocas
 Cuartooscuro, Pedro Valtierra, 1985



La magnitud de 8.1 MW (escala sismológica de magnitud de momento) con epicentro en las costas de Michoacán, destruyó una ciudad con diez millones de habitantes, sin protocolos de emergencia, sin instancias de protección civil y con una sola empresa que controlaba radio y televisión; Televisa. El número preciso de muertos, heridos o de daños materiales nunca se conoció a cabalidad. Las estimaciones, pues hubo censura gubernamental, van desde los 3192 muertos (cifra oficial)​, pasando por la comúnmente aceptad cantidad de 10 000, hasta la cifra de 20 000 muertos, calculada por un centro de investigación norteamericano. Lo que sí sabemos a cabalidad fue que el Parque Delta se habilitó como anfiteatro, que las funerarias trabajaron 24 horas hasta el 23 de septiembre sin darse abasto, que se temió la contaminación del agua y del aire y que, después de diez días de rescate, fueron encontradas personas vivas. 



Reacción de la sociedad civil en el terremoto del 85
reacción de la sociedad civil en el terremoto 2017

Las zonas más afectadas (en aquel entonces Tlaltelolco, Centro, Doctores, Roma y Obrera y, lo que hoy que corresponde a la delegación Cuauthémoc) se habían levantado sobre suelo arcilloso —El agua y el lago de Texcoco, como si fueran símbolos de la vieja gloria Tenochca, han sido combatidos hasta el cansancio desde 1521—. Sin embargo, en aquel entonces, quienes vivían o trabajaban en ellas (Condesa, Doctores, Guerrero, Maza, Morelos, Peralvillo, Roma Norte y Tabacalera) eran una clase media pauperizada que había surgido tras la promesa revolucionaria de la modernidad y los pequeños logros del modelo desarrollista. 


Un grupo de ciudadanos se convirtió en la “Brigada de Rescate Topos Tlatelolco”,
hoy dividida en dos grupos, Topos Azteca y topos Tlatelolco de los cuales sólo este último recibe donaciones bancarias . Foto 1985

Jóvenes voluntarios en el colegio Enrique Rébsamen. Al día siguiente del terremoto llevaban más de 24 horas trabajando sin descanso, tratando de encontrar a alguien con vida. Son trabajadores de la construcción que ese 19 de septiembre tenían una obra cerca de ahí, estaban repavimentando algunas calles... y ya no se fueron a sus casas. Aunque tímidos, accedieron a que les tomara esta foto; sirva como un homenaje a ellos y a todxs los que fueron voluntarios en esos días aciagos de #19s
Foto Ime GV/Reporte Índigo, 21 de septiembre del 2017.



Así los viejos palacios, caballerizas, huertos y tiendas de raya del orden porfiriano se convirtieron en vulcanizadoras, unidades habitacionales (Tlatelolco, Multifamiliares Juárez);  infraestructura hospitalaria y educativa (Centro Médico Nacional,
Caricatura de Naranjo de la época, 1985
Hospital General de México, Hospital Juárez y Conalep) y burocracia hacinada en oficinas de gobierno como el Conjunto Pino Suárez, las Oficinas de la procuraduría de justicia  dónde, por cierto, se descubrieron cuerpos torturados bajos los escombros. Con ellas, también se desplomaron las Secretaría de Comercio y la de Comunicaciones así como algunos servicios turísticos capitalinos (Hotel Régis, Hotel del Prado) y de comunicación (Televisa). El modelo post desarollista, surgido en los años 50, se había derrumbado junto a sus edificios, prácticamente la totalidad de las construcciones colapsadas eran recientes o no mayores de treinta años. Tres años después del sismo, ganaría Cuauhtemoc Cárdenas, fundador del PRD, las elecciones del 88, pero tras la caída del sistema, el fraude electoral y la negociación en los obscuro del ingeniero Cárdenas, tomaría el poder Salinas de Gortari quien nos llevaría, sin regreso, al TLC. 

Cerca de 4 mil las personas fueron rescatadas de entre los escombros,
algunos incluso diez días después del sismo. Foto: Tlatelolco 1985


En aquel entonces, como ahora, la respuesta de la sociedad civil, sobretodo de los jóvenes, fue inmediata, se auto organizaron brigadas, se improvisaron campamentos frente a los edificios colapsados o en riesgo y muchas personas habilitaron sus autos, sus motos y su tiempo para el traslado de victimas y víveres. Se destaparon injusticias laborales, el más sonado fue el caso de las costureras clandestina.

Frida, el perro rescatista, #19s

Frida’, o ‘Marina-Chan’como la reconocen los japoneses, llegó a Tokio
donde se le rindió homenaje en la estatua de Hachiko, estación Shibuya
(Foto: Twitter @WorldMeetsJapan)



Ayer, como hoy, la respuesta gubernamental fue tardía y equívoca. En aquel 19 de septiembre del 85, De la Madrid rechazó la ayuda internacional, no la consideraba necesaria y prohibió la participación militar en maniobras de rescate. Frente a la catastrofe, la ayuda internacional fue aceptada poco después, pero para su distribución se entregó a encargados oficiales y se almacenó en bodegas institucionales; según reportes extraoficiales nunca se entregó a la Cruz Roja.

Cruz roja, #19s
Lo mismo quiso suceder este #19s, sin embargo, las redes sociales difundieron rápidamente la desconfianza total de la sociedad civil en los canales institucionales; el rechazo gubernamental al ofrecimiento de ayuda de la delegación Suiza; los posibles maltratos a la delegación japonesa; las ovaciones sobredimensionadas a la delegación israelí; el trabajo de los perros entrenados; la actitud del gobernador de Morelos, Graco Ramírez, institucionalizando ayuda; la situación laboral de trabajadoras clandestinas en el taller de Chimalpopoca, una vez más la tragedia vinculada a la industria textil; los daños de un Tlalpan volcánico y un Xochimilco chinampero y la farsa de la niña “Frida Sofia” atrapada en el colegio Rébsamen, hecho informativo paralelo a el  caso de “Monchito, el niño Luis Ramón del 85.

Cadena humana, jóvenes urbanos, 20 de septiembre y 2017, Condesa
Foto: Reforma
La información se obtuvo del mapeo de SURCO AC en coordinación con otras organizaciones;
el cual es una construcción colectiva que continúa en proceso.
Si tú conoces alguna otra comunidad que se ha visto afectada por los sismos del 7 de septiembre y no se encuentra en la lista,
puedes compartir la información rellenando un formulario anexo en el siguiente mapa:

https://www.google.com/maps/d/u/0/viewer?mid=11CwEMiS8jAjUGZc6ufMiYMLVhJI&ll=16.980899983788085%2C-95.63338825800781&z=10


   
Así como las redes sociales y la capacidad de organización de los jóvenes capitalinos sobretecnologizados, (pienso particularmente en la organización #verificado 19s), son un importante elemento diferenciador entre el temblor del 85 y este 32 años después; así la presencia y organización de jóvenes fuera de las fronteras capitalinas. Estos "millennials" rurales o provenientes de pequeñas ciudades se han organizado para testimoniar y difundir lo sucedido en el país a raíz del terremoto del 7 de septiembre y sus consecuencias en Oaxaca y Chiapas. Gracias a ellos y sus redes, nos enteramos de todas las comunidades en la sierra de Oaxaca afectadas, de que la ayuda se centraba en la ciudad y su zona central, que Xochimilco, Puebla y Morelos estaban destruidas; que el maestro Toledo convocaba a levantar Juchitán con comida tradicional, repartida vía cocinas populares, y con la arquitectura vernácula, basada en materiales de la región y capaz de relanzar la economía de los pueblos a mediano plazo; nos recordaron también la importancia de respetar los 'usos y costumbres', formas de organización más solidarias y eficientes que cualquier ayuda institucional. 


Palacio Municipal en Juchitán, 7 de septiembre y 2017


Como el fénix, resurgiendo de los terremotos,
septiembre 2017


Es cierto que después del terremoto la vida regresará a ciertas rutinas pero no a la normalidad, está ha cambiado y casi podría predecir que si antes cayó el modelo desarrollista ahora es el turno del modelo 'neoliberal salinista' y sus símbolos (TLC; alternancia democrática y división clasista entre lo público y lo privado). Pienso en la Condesa y en la Roma, pero también en los carteles inmobiliarios; en el centralismo del Estado y sobretodo en la diferenciación que se hizo entre los jóvenes de universidades públicas y privadas, urbanas y rurales que hoy me parece obsoleta.

No puedo dejar de recordar que los emperadores chinos tenían sismólogos en sus cortes intentando predecir los sismos. Sabían que después de un movimiento terrestre la dinastía en el poder caía. Puede ser que los ciudadanos no sepan esto, pero los jóvenes, como el #132, los #43 de Ayotzinapa y, sus secuelas, han demostrado no sólo una capacidad organizativa sino una estructura horizontal donde la información, la contrainformación, los símbolos y los anelos se deslizan rápidamente, inundan la red y tambalean el sistema
A esta indudable esperanza, habría que sumarle un actor emergente: los militares que llevan diez años fuera de los cuarteles pero ahora se mezclan por todo el país, mandan y obedecen; en algunos casos se hermanan en otros señalan el abismo entre la calle y el poder. Junto a los jóvenes, estos soldados hermanos de los campesinos, torturadores de civiles, llegaron para quedarse
Mientras lo nuevo se cimienta, la moneda está en el aire y la elección del 18 también.
ZM 




El maestro Toledo de 77 años y  originario de Juchitán, Oaxaca, abrió la cuenta 0110047112 en Bancomer, 
Clabe 012610001100471123, 
a nombre del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y de la Asociación del Centro Fotográfico "Manuel Álvarez Bravo".



"Lo recaudado será destinado para apoyar a las comunidades afectadas por el sismo del pasado 7 de septiembre. ¡El Istmo de Tehuantepec necesita del apoyo de todos!"

lunes, 25 de septiembre de 2017

CRÓNICAS MESTIZAS; #19s y 2017 Un tu 20 de septiembre

Zyanya Mariana 

 
Hombre que regresa a su casa en el metro.             
Se ve agotado por haber ayudado a salvar vidas levantando escombros en un barrio que no era el suyo.




CRÓNICAS MESTIZAS; #19s y 2017
Un tu 20 de septiembre
Había un extraño silencio esta mañana, se rompió cerca de las nueve. Ayer en la noche las ambulancias, helicópteros y sirenas no habían dejado de sonar. Salimos en la noche y, por lo menos en el sur de la ciudad, todo estaba cerrado. La ciudad se había cerrado.
En el temblor del 85 tardamos mucho tiempo en darnos cuenta de lo sucedido, en cambio, en éste estábamos preparados con teléfonos y espacio virtual. Las redes explotaron rápidamente con información y ayuda inmediata.
Hubo un simulacro a las 11:00 de la mañana y justo dos horas y 14 minutos después la tierra se movía.
Muchas cosas se revelan con un temblor de la tierra: la fragilidad del mañana y la fuerza abrumadora del hoy; la enorme solidaridad de las personas en la ciudad, la capacidad de organización pero también las malas practicas de arquitectos e ingenieros, las alarmas sísmicas que no suenan, la frivolidad de algunos, el abuso de otros.
Ayer mientras las empresas de Santa fe desalojaban a todos sus trabajadores por posibles daños estructurales en las altísimas torres, las peseras empezaron a cobrar 20 pesos, en vez de los cinco acostumbrados. Una gran mayoría bajaba el antiguo y real camino a Toluca, Vasco de Quiroga, a pie; parecía romería o procesión. Otros pocos empezaron a asaltar a los automovilistas en la puerta de Santa fe. Puedo realmente culpar a las peseras y a los asaltantes del viejo barrio de Santa fe que han sido precarizados por las políticas del gobierno que usa, desde los años 70, a los jóvenes de la zona como reserva de 'porros' para destruir movimientos estudiantiles, y hoy elimina lo poco que queda del tejido social con una carretera de doble piso?
Yo bajaba por ahí sola, así que ofrecí aventón a los que cupieran en el coche. César un chihuahuense en sistemas me platicaba que su grupo, los pisos 10 y 11 de una empresa financiera, "a los financieros les gusta estar en lo más alto, me explicó, eran unos expertos para bajar ordenadamente 11 pisos, lo habían cronometrado y logrado en tres minutos". Añadió que no fue el caso de la empresa de telefonía de lo tres primeros pisos, quienes tardaron 25 minutos en desalojar las escaleras. Otra pareja me contaba sus travesías diarias de San Jerónimo al Yaqui. Fueron una agradable compañía de tres horas. La ciudad estaba colapsada.
Al llegar a la unidad habitacional donde vivo, no nos dejaban entrar al principio, querían revisar vecinos de protección civil la profundidad y daños de las cuarteaduras. Después entramos, nada que temer pues los daños son superficiales, las columnas están bien y la gente organizándose para llevar a los puestos de acopio víveres ( agua y lámparas).
Hoy toca hacer comida para los rescatistas, llevar víveres y repensarnos como sociedad, repensar la fuerza abrumadora del hoy.
ZM