martes, 30 de abril de 2013

10.- Antología poética; Carlos & Zyanya


Nunca amamos a nadie: amamos, sólo, la idea que tenemos de alguien. 
Lo que amamos es un concepto nuestro, 
es decir, a nosotros mismos.
Fernando Pessoa









A Pessoa y a Girondo les gustaba experimentar y en experimentando se convertían en otra persona o en otro espacio.  A Carlitos y a mi nos gusta experimentar y en experimentando él asombra a los otros con la generosidad; yo simplemente parafraseo.



Fernando Pessoa
(Lisboa, Portugal, Europa 1988-1935)
@CarlosAzar





Todas las cartas de amor son ridículas




Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fueran
ridículas.
En mis tiempos también escribí cartas de amor,
como las demás,
ridículas.
Cuando hay amor, las cartas de amor
tienen que ser
ridículas.
Y es que, en fin,
sólo las criaturas que no han escrito jamás
cartas de amor
son las que son
ridículas.
La verdad es que hoy
mis recuerdos de aquellas cartas de amor
son los que son
ridículos
(todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas.)

Alvaro de Campos

Uno de tantos Pessoa's




























Oliverio Girondo
(Buenos Aires, Argentina 1891-1967)
@ZyanyaMariana 




Espantapájaros 1





No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! y en esto soy irreductible -no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado? ¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

Oliverio Girondo

martes, 23 de abril de 2013

9.- Antología poética; Carlos & Zyanya


EL MÁS FUERTE

He visto un hombre que al huir del mundo
halló su paz en tierra desolada:
no fue un hereje ni un muzlim profundo,
no tuvo bienes ni creencia en nada,
ni en verdades, ni en dudas, ni en la muerte.

¿Quién en el mundo pudo ser más fuerte?

Omar Jayam






T.S. Eliot, los inicios del imperio norteamericano y el horror.  Omar Jayam, la dinastía Selyúcida en pleno apogeo, el hombre y el horror.  El grito de Munch, el hombre y el horror.  Tres hombres, tres épocas y la misma respuesta: un grito infinito que atravesaba la naturaleza.






Thomas Stearns Eliot
(Missouri, EU, 1888- Londres, 1965)
@Carlos Azar



THE HOLLOW MEN
(1925)
Mistah Kurtz-he dead

            A penny for the Old Guy


                       I

    We are the hollow men
    We are the stuffed men
    Leaning together
    Headpiece filled with straw. Alas!
    Our dried voices, when
    We whisper together
    Are quiet and meaningless
    As wind in dry grass
    Or rats' feet over broken glass
    In our dry cellar
   
    Shape without form, shade without colour,
    Paralysed force, gesture without motion;
   
    Those who have crossed
    With direct eyes, to death's other Kingdom
    Remember us-if at all-not as lost
    Violent souls, but only
    As the hollow men
    The stuffed men.

   
                              II

    Eyes I dare not meet in dreams
    In death's dream kingdom
    These do not appear:
    There, the eyes are
    Sunlight on a broken column
    There, is a tree swinging
    And voices are
    In the wind's singing
    More distant and more solemn
    Than a fading star.
   
    Let me be no nearer
    In death's dream kingdom
    Let me also wear
    Such deliberate disguises
    Rat's coat, crowskin, crossed staves
    In a field
    Behaving as the wind behaves
    No nearer-
   
    Not that final meeting
    In the twilight kingdom

   
                   III

    This is the dead land
    This is cactus land
    Here the stone images
    Are raised, here they receive
    The supplication of a dead man's hand
    Under the twinkle of a fading star.
   
    Is it like this
    In death's other kingdom
    Waking alone
    At the hour when we are
    Trembling with tenderness
    Lips that would kiss
    Form prayers to broken stone.

   
                     IV

    The eyes are not here
    There are no eyes here
    In this valley of dying stars
    In this hollow valley
    This broken jaw of our lost kingdoms
   
    In this last of meeting places
    We grope together
    And avoid speech
    Gathered on this beach of the tumid river
   
    Sightless, unless
    The eyes reappear
    As the perpetual star
    Multifoliate rose
    Of death's twilight kingdom
    The hope only
    Of empty men.

   
                           V

    Here we go round the prickly pear
    Prickly pear prickly pear
    Here we go round the prickly pear
    At five o'clock in the morning.
   
    Between the idea
    And the reality
    Between the motion
    And the act
    Falls the Shadow
                                   For Thine is the Kingdom
   
    Between the conception
    And the creation
    Between the emotion
    And the response
    Falls the Shadow
                                   Life is very long
   
    Between the desire
    And the spasm
    Between the potency
    And the existence
    Between the essence
    And the descent
    Falls the Shadow
                                   For Thine is the Kingdom
   
    For Thine is
    Life is
    For Thine is the
   
    This is the way the world ends
    This is the way the world ends
    This is the way the world ends
    Not with a bang but a whimper.

T.S. Eliot




LOS HOMBRES HUECOS 
 (Traducción: Julio Hubard)

Un penique para el viejo Guy

I

Somos los hombres huecos
Somos los atestados
Que yacen juntos.
Cabezal henchido de paja. ¡Ay!
Nuestras voces secas, cuando
Susurramos juntos,
Son calladas y sin sentido
Como viento en yerba seca
O patas de rata sobre vidrio roto
En nuestro sótano seco.

Horma sin forma, sombra sin color,
Fuerza paralizada, ademán sin movimiento.

Los que han cruzado
Con ojos directos, al otro reino de la muerte
Nos recuerdan -si acaso- no como extraviadas
Almas violentas, sino sólo
Como los hombres huecos
Los atestados.

II

Ojos que no me atrevo a ver soñar
En el reino de sueño de la muerte
Ellos no aparecen:
Allá, los ojos son
Sol sobre una columna rota
Allá, un árbol hay que oscila
Y hay voces
Que cantan en el viento
Más distantes y solemnes
Que una estrella fugaz.

Dejadme estar no más cerca
En el reino de sueño de la muerte
Dejadme así vestir
Tan adredes disfraces
Abrigo de rata, cuero de cuervo, desfondos cruzados
En un campo
Obrando como el aire obra
No más cerca
No ese final encuentro
En el reino sombrío.

III

Esta es la tierra muerta
Esta es tierra de cactus
Aquí las imágenes de la piedra
Son alzadas, aquí reciben
La súplica en la mano del cadáver
Debajo de los guiños de una estrella fugaz.

Es así como esto
En el otro reino de la muerte
Solos caminamos
A la hora en la que somos
Temblando con ternura
Labios que besarían
Desde plegarias hasta piedras rotas.

IV

Los ojos no están aquí
No hay ojos aquí
En este valle de estrellas que mueren
En este valle hueco
Esta rota mane mandíbula de nuestros reinos perdidos

En este último lugar de las reuniones
Nos congregamos
Y nos callamos
Plegados en la margen del crecido río

Ciegos, aunque
los ojos reaparezcan
Como perpetua estrella
Rosa multifoliada
Del reino sombrío de la muerte
La sola esperanza
De hombres huecos.

V

Vamos rodeando la tuna
Una tuna, una tuna
Vamos rodeando la tuna
A las cinco de la madrugada.
Entre la idea
Y la realidad
Entre los actos
Y el ademán
Cae la sombra
                        Porque Tuyo es el reino

Entre el concepto
Y la creación
Entre la emoción
Y la respuesta
Cae la sombra
                        La vida es muy larga

Entre el deseo
Y el espasmo
Entre la potencia
Y la existencia
Entre la esencia
Y el descenso
Cae la sombra
                        Porque Tuyo es el reino

Porque Tuya es
La vida es
Porque Tuyo es el

Y así se acaba el mundo
Y así se acaba el mundo
Y así se acaba el mundo
No con un estallar, con un sollozo.

T. S. Eliot 















Omar Jayam
Nishapur, Jorasán (Actual Irán), 1048-1131
@ZyanyaMariana



ICONOCLASTA




¿Crees tú que en el alma del artista

que un día ideó y cinceló la copa,

puede nacer el demoníaco sueño

        de verla rota ?

¡Oh! tú no crees, como yo no creo,
que la divina mente creadora
quiera destruir lo que en deliquio sacro
         la mano forja.

Si es así, y las cabezas apolíneas,
los brazos y las manos que la forma
femenina hasta el éxtasis exultan,
han de reunirse al polvo de la fosa.

¿Por cuál extraño amor fueron forjados,
y por cuál odio vil son mutilados?

Omar Jayam