miércoles, 25 de julio de 2012

De especulaciones, privatización y otras inversiones; LO QUE PASA EN LA CAMA PASA EN LA PLAZA


ZyanyaM
¿A qué mentirnos?
Vivimos, gran Quevedo, vivimos tiempo que ni se detiene,
ni tropieza, ni vuelve./
¿A qué mentirnos con la llama del perfume, con la noche moderna
de los cinematógrafos, antesalas terrestres del sepulcro?
....
Cavemos cada tarde el agujero después de haber ganado nuestro pan.
Que en esa tierra hay hueco para todos: los pobres y los ricos.
Todos caen y caen, y van perdiendo el bulto en su caída,
¡hasta que son la tierra milenaria y primorosa!
Gonzalo Rojas (fragmentos)

Nuestras hermanas las piedras, dicen los poetas
A todos los Mejía que aman y amaron el tren

LO QUE PASA EN LA CAMA PASA EN LA PLAZA;
 De especulaciones, privatización y otras inversiones

A diferencia de lo que dicen los medios, la publicidad, la tecnología e, incluso las universidades, el ser humano no puede acumular.  Si en un afán vano lo intenta los objetos terminan sitiándolo.  Como cuando recién se compra un coche, no se disfruta.  Al usarlo se teme que lo ensucien, lo rayen o lo roben; es tal la obsesión que terminamos esclavos del objeto.  Las cosas son memorias materiales mientras que nuestras vidas no se detienen, ni tropiezan, ni vuelven.  Cada día tenemos que hacer de comer, alimentarnos, recoger y lavar los trastos; la comida no se acumula.  Lo mismo sucede con respirar, digerir, dormir, bañarnos, limpiar la casa, lavar la ropa, sacudir el polvo, criar, crear y amar; en fin todo aquello que nos hace humanos no se puede acumular, sólo repetir y en la repetición pulirnos como la piedra junto al mar. 

El problema, sin embargo, de los datos macroeconómicos, a los que les encantan las variables de acumulación; es que no incluyen en sus premisas que alguien hará el trabajo repetitivo que fluye y produce riqueza sin pago (la mujer, el desempleado, el migrante, el otro) mientras ellos, los empresarios juegan el juego de la acumulación que no es otro que especular, apropiándose de la riqueza común para depositarla en unas pocas manos. Permítanme explicar la palabra especular con los casos de ferrocarriles y las telecomunicaciones en México. Ambos implicaron hacer ricos a unos cuantos privatizando los bienes comunes. 

6 grandes rubros en la mira de las privatizaciones: Agua, energía, minería, patrimonio ecológico
y cultural, el último no aparece en el mapa.  Para imponer las privatizaciones en países medio democráticos,
como el nuestro, nada mejor que la "guerra contra el narco" para producir miedo y anestesiar una población.
Queda mucho por hacer más allá de las elecciones y el fraude, falta mucho por proponer, por inventar...

Al hablar de trenes y teléfonos también anticipo los proyectos referentes al agua, electricidad y patrimonio cultural, todos son parte de la agenda política y las reformas del PRI para el próximo sexenio, ello sin incluir PEMEX que vive una larga agonía.  Sigo un mucho la secuencia del documental griego CATASTROIKA que explica los procesos de acumulación, privatización y despojo de los últimos 30 años en Europa. ¡La ambición y los corruptos no son privativos de los países pobres!

Documental griego CATASTROIKA con subtítulos en español

Durante el siglo XIX los trenes en México apenas se desarrollaron; estaban concesionados a grupos privados interesados en el negocio y no en el servicio. No se invertía porque no eran rentables, no prometían una rápida y fácil recuperación.

El ferrocarril de Itsmo que hizo de Ixtepec la ciudad cosmopolita de la época,
hoy se le conoce como la BESTIA y lleva en sus vagones modernos a migrantes


Después de la Revolución los trenes se nacionalizaron, viviendo una etapa de crecimiento hasta la llegada del automóvil, la individualidad promovida por la cultura norteamericana. Algunos dicen que la historia del siglo XX puede rastrearse siguiendo el desarrollo del automóvil y tienen razón; yo añadiría que el desarrollo y expansión de los monopolios está ligada a la industria automovilística. A partir de los años 60, el ferrocarril dejó de ser el medio idóneo para transportar gente y mercancía; para los años 80’s las grandes compañías de autotransporte desplazan, en el imaginario, al tren como la opción para el transporte de pasajeros y de carga.

Historia del siglo XX ligada a la industria del automóvil

Durante los 90’s se circuló el rumor que la empresa Ferrocarriles Nacionales de México estaba endeudada por malos manejos; abonando el terreno para su división, abandono y posterior desmantelamiento. Los grandes medios como siempre repitieron el rumor. Es muy fácil convertir un rumor en una verdad mediática utilizando la disconformidad que nos caracteriza. Todo tiene defectos, porque es humano, basta con que los medios repitan que algo funciona mal para que la masa de inconformes lo crea a pie juntillas y lo repita.  

Piezas de ferrocarril robadas
para venderlas  como fierro macizo
Se sabe que funcionarios públicos, después de un aparente fraude, entregaron de manera ilegal más de 52 mil toneladas de vías férreas, rieles, durmientes, clavos y planchuelas propiedad de la Federación con un valor superior a la venta de las líneas. La venta de los trenes no sólo ocurrió en México, pasó también con las líneas férreas de Inglaterra. El proceso fue similar: Rumor de malos manejos, habladurías de endeudamiento apoyado por los medios, desmantelamiento y finalmente, después de años de no inversión, rescate del estado bajo el argumento de “bien público”. Lo que nunca explican durante las privatizaciones es que la infraestructura de ese tipo de bienes se ha pagado con los impuestos de varias generaciones y que la ganancia implica justamente apropiarse de ese dinero acumulado por el trabajo de nuestros abuelos y bisabuelos y tatarabuelos.  Por supuesto que en el proceso de privatización estuvieron involucrados políticos ligados a los intereses de la industria automovilística.  Como olvidar a Hank González, ese político enriquecido hijo adoptivo de Atlacomulco, que gran parte de su fortuna la generó destruyendo a la ciudad, modernizándola con ejes viales, para fomentar el uso del coche y de los camiones Mercedes Benz que el vendía al gobierno.  


La ilusión viaja en tranvía, decía Buñuel; la verdad es que las políticas
de transporte en México siempre han sido para beneficiar al automóvil.
En tranvía se podía ir a todos lados, todos salían del zócalo y el viaje costaba 15 o 25 centavos.
En los años 60 desaparecieron

Más allá de mi particular amor por los trenes, -mi abuelo fue jefe de estación toda su vida, al igual que dos de mi tíos, de los cuales el tío Amador, sonriente y activo con sus 80 años, sigue hablando maravillas del ferrocarril-, el tren como transporte ha demostrado ser menos contaminante y más eficiente que el automóvil y los camiones, además de una opción benéfica para la crisis ecológica y social que se impone.  Es posible que la inversión inicial sea más cara pero a largo plazo los costos diminuyen.  De hecho según cifras del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) la tarifa por kilómetro, comparativamente con los EU, para movilizar una tonelada de mercancía en el autotransporte es 20% más elevada, en transporte marítimo 12.6% mayor, mientras que en ferrocarril es sólo 4% más alta que la norteamericana.  No es difícil concluir que el desmantelamiento del tren y su privatización fue un pésimo negocio para la industrialización del país.  Costará de nuevo generaciones reconstruir la infraestructura, la inversión implicará endeudamiento del estado y una vez más nuestra capacidad competitiva estará a la cola frente a otras naciones. 

Contrato colectivo de 1937 donde quedó
establecido, por primera vez, la semana
laboral de 40 horas
Lo mismo pasó con Telmex.  Teléfonos de México no sólo era una empresa funcional y rentable, sino la mejor en su género en América Latina.  Para poder privatizarla se recurrió a dos mitos.  El primero repetido incansablemente por los grandes medios: las empresas privadas funcionan mejor que las estatales.  No hay pruebas del hecho, al contrario muchos ejemplos invalidan la premisa, pienso en DHL el correo de estado de los alemanes.  Pero además para que eso fuera cierto los seres humanos que trabajan en las empresas privadas deberían ser diferentes, marcianos por ejemplo, a los que trabajan en las estatales, lo cuál no es cierto.  La gran diferencia, esa sí verificable, es que los directivos de las empresas privadas utilizan sus vínculos con políticos corruptos para dividirse las ganancias de las empresas que generalmente se convierten en sueldos millonarios o casan, cual matrimonios perfectos, los destinos de los partidos políticos con los de las empresas.  Ese fue el caso de Telmex y el PRI de Salinas de Gortari quien vendió, por medio de un ambiguo manejo de acciones, la empresa en 442.8 millones de pesos al grupo Carso, cuando su valor real era de 7 mil millones.  El segundo mito es que las empresas mejoran calidad y servicios al privatizarse.  En México, por experiencia sabemos que las empresas privatizadas no mejoran su servicio ni bajan sus precios.  Eso pasa con la telefonía, pero también con el Gas, hoy más caro, que se vendió a una compañía española.  El pronóstico para este sexenio, en este juego sucio de privatizaciones, es una situación paralela para PEMEX, a la cual ya se le han impuesto contratos leoninos de expoliación; con el agua, la electricidad y los servicios de salud; todos previamente desmantelados.  Para mi es absurdo que el Estado venda luz subsidiada a las empresas que generan luz, kilowats más baratos que los que ellas generan.  También me parece inconcebible, pensando en la seguridad social y los años que tardamos como país en construirla, que la erosionemos poco a poco hasta hacerla inservible para poderla vender en pedacitos.  ¿No sería mejor convertirla en nuestra DHL, la mejor empresa de salud de América Latina (los médicos ya los tenemos), exportarla al continente y vender nuestra idea de salud al extranjero para que pague la seguridad social de los mexicanos? ¿Acaso Cuba no ha hecho de sus médicos un instrumento de política exterior?  Por ahora la propuesta del Partido verde es sólo una herramienta más de expoliación que en vez de invertir en las medicinas a mediano y largo plazo en beneficio de la Institución, propone el uso del dinero público para la compra de medicamentos, en términos individuales, a farmacias particulares.  Eso sólo aumenta los costos de los medicamentos y erosiona la institución. Dentro del segundo mito, privatizar mejora, las empresas obvian decir que el servicio difícilmente mejora porque en general no invierten y cuando lo hacen es por medio del Estado.  Eso pasó con la infraestructura en el centro de la ciudad que hizo el gobierno de López Obrador (para todos aquellos que creen que es un radical de izquierda), instalando la fibra óptica que benefició a la compañía del hombre más rico del mundo, -que quede claro que no tengo nada personal en contra del señor Slim, pero, qué se le va a hacer, si así funcionan los monopolios-.   Ello sin hablar del despojo paralelo que implicó la venta de Luz y fuerza del centro también vinculada con el cuantioso negocio de la fibra óptica.

El rostro de 3 monopolios.
Que quede claro no tengo nada personal contra ellos
pero sí contra la expoliación que implica ese tipo de estructuras

En los últimos años para hablar de inversiones en los medios y ganar votos, los políticos y empresarios han creado un tipo de “inversión mixta”, el empresario invierte y luego el estado le paga.  En el Estado de México, por ejemplo, durante el gobierno de Peña Nieto la inversión en el rubro hospitales funcionó de la siguiente manera.  Los empresarios invirtieron el costo total del hospital y equipamiento pero bajo un esquema de pago por 20 años.  Cual renta el estado se compromete ¡y cumple! a pagar una cantidad X.  Nadie explica que la inversión se paga en su totalidad los primeros 5 años y que los restantes 15 es negocio redondo para los inversionistas, generalmente vinculados a los mismos políticos que promovieron la inversión.  Funciona como un FOBAPROA o un rescate bancario pero a nivel infraestructura y sin quejas.

 Diego Rivera, el mercado de Tlatelolco
la plaza para el intercambio de los diferentes haceres, creaciones y siembras

Todos los monopolios e incluso los empresarios saben que el mejor negocio se hace con el Estado.  Es el mejor pagador, su dinero no es producto de la especulación es un dinero real que entra a las arcas estatales por medio de los impuestos y el trabajo ciudadano. Hombres y mujeres como tú y yo.  Por eso están dispuestos en todos los países a sobornar a los gobiernos y políticos en turno, pues el negocio siempre es redondo y si se hace por medio de las instituciones financieras como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, además de redondo se vuelve legítimo.

También pienso que dada la diversidad de nuestro país es necesario refundarnos como una nación plurilingüe. Que de las 53 lenguas indígenas que sobreviven hasta el día de hoy, se elijan 5 y junto al español se conviertan en nacionales; que se le exija a todo profesional hablar una de ellas, además del castellano.  Es fundamental, por otra parte, que nuestra capital recupere con su nombre México Tenochtitlan, sus ríos, sus lagos y su vieja vocación de grandeza.
Zyanya Mariana

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