miércoles, 7 de septiembre de 2022

Rituales del caos: Seres y quipus en el desierto de Paracas

Rastros

Ciudades en el desierto
montañas nómadas
bosques fósiles
cementerios marinos
esqueletos pétreos
vientos de arena
tumbas paracas.
Bellezas de la muerte viva
y
nosotros, polvo frente al mar

: ZyanyaM



Seres y quipus en el desierto de Paracas

 

I seres

Decía Heródoto que más allá del desierto estaban los antropófagos; decía la gran cristiandad que después de Jerusalén, el desierto y más allá estaban los monstruos... a esa Ecumene se le olvida que, más allá del Atlántico, entre la cordillera de los Andes y el mar se encuentra el desierto del Pacífico. Al norte, el desierto de Sechura bordeado de cañaverales que cobijan el oro y la plata del señor de Sipán y de la dama de Cao; al sur el desierto de Atacama y al centro, junto a Lima la ciudad donde nunca llueve, Paracas.

            En el desierto de Paracas sólo hay costa mar y arena. En la costa, se cuentan historias de libertadores que desembarcaron en la bahía con sus bergantines y lucharon contra el Imperio español; también se habla de salitre y de guano, de guerras entre países hermanos que, sin saberlo, trabajaban para la preponderancia inglesa. En el mar, en cambio, los opuestos se entrelazan para dar vida. Un quipu de corrientes frías y cálidas fertilizan las aguas superficiales que convocan lo diverso: algas, peces, pingüinos, lobos y gatos marinos, tortugas y aves; abundantes y variadas aves que blanquean con su guano las islas. La arena que bordea la costa y todo ronda, que mira al mar y todo ve, cabalgando el aire en las cuatro direcciones, es dios.

            En el desierto de Paracas, los hombres y las mujeres somos nada y es tentador pensar que el dios arena en su omnipresencia es todo, pero no hay lugar para un dios único como cuentan los cristianos. Aquí, la arena se hermana con el dios viento que todo limpia y vuelve a delinear; con el dios sol que reverbera en las dunas coloradas, donde yacen tumbas y telares, y con la diosa luna que acompaña las estrellas de la vía láctea; con el inmortal cóndor que baja de las sierras y con los Seres que transitan en el desierto. Entre esos seres, los quipus de Alexandra Grau.


 

 

 

II Quipus

 

Los quipus de Alejandra Grau no hablan de censos ni de tributos, sino de historias humanas y modernas. Hablan de desechos orgánicos, de pedazos de palma que asemejan máscaras con cabellos; de fibras de palmera usadas como hilos, de troncos desecados que parecen huesos; de metales como el cobre que claman regresar a la tierra; de insectos y flores que tras morir o secarse transmutaron en tintes; de lanas camélidas y algodones que no fueron usados para la industria e incluso hablan de algunas telas sintéticas olvidadas. No son quipus para administrar u organizar un imperio, sino seres mitológicos. Intermediarios temporales, como los seres humanos, que caminan sus lanas con el viento y les gusta vestirse de arena.

 

: Zyanya Mariana

Agosto 26 y 2022 

 






 

 
   


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