domingo, 23 de octubre de 2022

54.- Antología poética; Despedida de un paisaje, Wislawa Szymborska

¿Quién fuera nube para dejar y empezar a ser otra en una milésima de segundo?
para no repetirme nunca, sin la carga de ningún recuerdo
Pero soy piedra, Wislawa
y mi vida, aún incompleta, necesita ser vista para poder pasar
¿Dime Wislawa, mujer, cómo te convertiste en agua y nube 


: Zyanya Mariana
(fragmento de Los nombres de las cosas)



La UIA antes de la pandemia

 

Como muchos, yo amo la poesía de Wilslawa Szymborska. La amo porque con palabras y situaciones muy simples dice cosas complejas y profundas. Sabe que cada luz viene con su sombra y que cada noche anuncia el amanecer. En este blog, la Antología poética se inició con su poema las nubes, en mi poema, Los nombres de las cosas, le pregunto a la poeta ¿cómo se vuelve uno nube? ¿cómo se transforma se vuelve uno otra en una milésima de segundo? Ahora, por tercera vez, frente a la incertidumbre y un ciclo que termina, vuelvo a recurrir a las palabras de la poeta polaca (1923-2012), premio nobel de literatura 1996, para expresar mis sentimientos.

 

 

Wislawa Szymborska 1986


DESPEDIDA DE UN PAISAJE

Versión de Gerardo Beltrán
Fin y principio, 1993

 

 

No le reprocho a la primavera
que llegue de nuevo.
No me quejo de que cumpla
como todos los años
con sus obligaciones.
       
Comprendo que mi tristeza
no frenará la hierba.
Si los tallos vacilan
será sólo por el viento.
       
No me causa dolor
que los sotos de alisos
recuperen su murmullo.
       
Me doy por enterada
de que, como si vivieras,
la orilla de cierto lago
es tan bella como era.
       
No le guardo rencor
a la vista por la vista
de una bahía deslumbrante.
       
Puedo incluso imaginarme
que otros, no nosotros,
estén sentados ahora mismo
sobre el abedul derribado.
       
Respeto su derecho
a reír, a susurrar
y a quedarse felices en silencio.
       
Supongo incluso
que los une el amor
y que él la abraza a ella
con brazos llenos de vida.
       
Algo nuevo, como un trino,
comienza a gorgotear entre los juncos.
Sinceramente les deseo
que lo escuchen.
       
No exijo ningún cambio
de las olas a la orilla,
ligeras o perezosas,
pero nunca obedientes.
Nada le pido
a las aguas junto al bosque,
a veces esmeralda,
a veces zafiro,
a veces negras.
       
Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio
de la presencia.

       

Te he sobrevivido suficiente
como para recordar desde lejos.

   

    


 



No hay comentarios:

Publicar un comentario