jueves, 31 de diciembre de 2020

Solsticio 2020

             Sofía Echeverri, Sacrificio, 2019
(Acrílico s/lienzo, 180 x 220 cm)

 

 

Somos mortales! Nos lo ha venido a decir un ser cuasi invisible, que trajeron los viajeros desde Wuhan, dicen los medios y la oficialidad; un ente que llamamos virus y más científicamente SARS-COVID19. No es la primera vez que una calamidad biológica llega para recordarnos que todo cambia, que todo fenece. 

Pericles, el primer ciudadano de Atenas,  cayó ante un mal que trajeron los comerciantes al puerto de Pireo desde Etiopía; cuenta Tucídides, el historiador y político que sobrevivió a la peste. El puerto de Pireo que fuera la entrada a el mare nostrum de los romanos, a el Aslan Liman de los otomanos; hoy, uno de los mayores puertos marítimos de la cuenca mediterránea es controlado por China que lo compró después de las exigencias financieras alemanas a la deuda griega. China, a la que no le interesa “la nueva normalidad”, ni la vieja, sino otra realidad más tecnologizada donde el obrero-patrón-sindicato; el profesor universitario y el artista genial desaparezcan de nuestro sistema de representación. No hablo de los trabajadores, ni de la enseñanza o de la creación, eso ha sido y será, sino de nuevas jerarquías y desigualdades.

            Y es que todo aquello que nació en el siglo XIX burgués, europeo y monoteísta; que en el XX se volvió desechable y en las dos primeras décadas del XXI líquido y obsoleto está muerto o moribundo; lo supo un día de febrero una plataforma artística itinerante llamada Modern Love 4 y sus artistas. Y es que las pestes o las pandemias —como este siglo tecnológico y cientificista llama a las enfermedades planetarias y a la tentación del control—no sólo matan, también trastocan los poderes y transforman al sobreviviente.

 

            Somos sobrevivientes y mortales, y dicen los sabios que los inmortales nos envidian!

           

            Dicen también que el emperador Marco Aurelio, el estoico, aconseja en sus Meditaciones escribir posibles epitafios, de vez en vez, para redirigir nuestras vidas; les deseo que las pérdidas, muertes y tropiezos del 2020 convoquen reflexión y Renacimientos, con R mayúscula. En mi epitafio personal quiero agradecerles a todos su presencia: a mi hija y su adolescencia; a mi editor JP' (Pablo y Jacinto incluidos) por nuestro parto lleno de  Tránsitos, y claro a todos los Reencuentros, también con R mayúscula. A Cuernavaca con sus cañadas, su Francisco Leyva #15, su Humboldt de casas abandonadas y su Amatitlán que quiso ser arte; a Tikal con sus muros rosas, sus personajes y sus comensales. A mis alumnos y exalumnos, en general, pero particularmente a los integrantes del círculo de lectura que tanto sentido y fuerza me dieron, sobretodo cuando la grilla universitaria se evidenció. Mi gratitud a BB', mi mentor, por sus consejos: le dedicaré más tiempo a la escritura, sin miedo; a mi amiga I', la bailadora, y sus brazos que me cobijaron el llanto; a mis amigos de la tercera edad A' y E' por su amistad y sabiduría condensada en llamadas telefónicas y mensajitos; a FV' por el tótem venido de tierras negras, las pláticas, las mudanzas y las enseñanzas y a JJ', sin palabras La Ballena dirá.

            Dicen que Wittgenstein afirmó antes de morir :“diles que fui feliz”, a pesar de haber renunciado, en su juventud, a la cuarta fortuna europea del momento para dedicarse, trabajando un poco de y en todo, a la reflexión y posibilidades del lenguaje. Como él, ante las penurias económicas, les deseo para este ciclo que inicia lenguajes. Palabras para representar lógicamente lo que se viene y acaecerá en el mundo; palabras para transmutar la herida de Quirón que todos llevamos dentro y darle sentido al cambio y a los acontecimientos; palabras para encontrar la devoción ante el mar de la adversidad; palabras para convocar proyectos y futuros. Les deseo claridad, transparencia y lenguaje para este Renacimiento que inicia… aquí algunas palabras para enviarles mi amor…

Zyanya Mariana

Diembre 31 y 2020, año de la pandemia

 

 

 

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jueves, 10 de diciembre de 2020

32. Dussel/ Cuando la naturaleza jaquea la orgullosa modernidad: Pensar, repensar y disentir en tiempos del coronavirus

 
Publicado originalmente en Bloghemia
el 07/12/2020 
traducción al español de Ficción de la razón 
 
 
Enrique Dussel*
Cuando la naturaleza jaquea la orgullosa modernidad 
 
 
Estamos experimentando un evento de significación histórica mundial del que posiblemente no midamos su abismal sentido como signo del final de una época de larga duración, y comienzo de otra nueva edad que hemos denominado la Transmodernidad.

El virus que ataca hoy a la humanidad, por primera vez en su milenario desarrollo –en un momento en el que puede tenerse conciencia plena de la simultaneidad (en tiempo real) verificada por los nuevos medios electrónicos– nos da qué pensar en el silencio y aislamiento autoimpuesto de cada ser humano ante un peligro que muestra la vulnerabilidad de un castillo de naipes que vivimos cotidianamente como si tuviera la consistencia de una estructura invulnerable.

El hecho ha producido un sinnúmero de reacciones de colegas filósofos y científicos porque llama profundamente la atención. Queremos agregar un grano de arena a la reflexión sobre el sobrecogedor acontecimiento.

Allá por 1492, Cristobal Colón, un miembro de la Europa latino-germánica, descubre el Atlántico, conquista Amerindia y nace así la última Edad del Antropoceno: la Modernidad, produciendo además una revolución científica y tecnológica, que dejó atrás a todas las civilizaciones del pasado, catalogadas como atrasadas, subdesarrolladas y artesanales. Lo denominaremos el Sur global; y esto hace sólo 500 años.

El yo europeo produjo una revolución científica en el siglo XVII, una revolución tecnológica en el XVIII, habiendo desde el siglo XVI inaugurado un sistema capitalista con una ideología moderna eurocéntrica, colonial (porque esa Europa era el centro del sistema-mundo gracias a la violencia conquistadora de sus ejércitos que justificaban su derecho de dominio sobre otros pueblos), patriarcal, y, como culminación, el europeo se situó como explotador sin límite de la naturaleza.

Sin embargo, los valores positivos inigualables de la Modernidad, que nadie puede negar, se encuentran corrompidos y negados por una sistemática ceguera de los efectos negativos de sus descubrimientos y sus continuas intervenciones en la naturaleza. Esto se debe, en parte, al desprecio por el valor cualitativo de la naturaleza, en especial por su nota constitutiva suprema: el ser una “cosa viva”, orgánica, no meramente maquínica; no es sólo una cosa extensa, cuantificable.

Hoy, la madre naturaleza (ahora como metáfora adecuada y cierta) se ha rebelado; ha jaqueado a su hija, la humanidad, por medio de un insignificante componente de la naturaleza (naturaleza de la cual es parte también el ser humano, y comparte la realidad con el virus). Pone en cuestión a la modernididad, y lo hace a través de un organismo (el virus) inmensamente más pequeño que una bacteria o una célula, e infinitamente más simple que el ser humano que tiene miles de millones de células con complejísimas y diferenciadas funciones.

Es la naturaleza la que hoy nos interpela: ¡O me respetas o te aniquilo! Se manifiesta como un signo del final de la modernidad y como anuncio de una nueva Edad del mundo, posterior a esta civilización soberbia moderna que se ha tornado suicida. Como clamaba Walter Benjamin, había que aplicar el freno y no el acelerador necrofílico en dirección al abismo.

La naturaleza no es un mero objeto de conocimiento, sino que es el Todo (la Totalidad) dentro del cual existimos como seres humanos: somos fruto de la evolución de la vida de la naturaleza que se sitúa como nuestro origen y nos porta como su gloria, posibilitándonos como un efecto interno.

Y, por ello, no metafóricamente, la ética se funda en el primer principio absoluto y universal: ¡el de afirmar la Vida en general, y la vida humana como su gloria!, porque es condición de posibilidad absoluta y universal de todo el resto; de la civilización, de la existencia cotidiana, de la felicidad, de la ciencia, de la tecnología y hasta de la religión. Mal podría operar alguna acción o institución si la humanidad hubiera muerto.

Se trata entonces de interpretar la presente epidemia como si fuera un bumerán que la modernidad lanzó contra la naturaleza (ya que es el efecto no intencional de mutaciones de gérmenes patógenos que la misma ciencia médica e industrial farmacológica ha originado), y que regresa contra ella en la forma de un virus de los laboratorios o de la tecnología terapéutica.

La interpretación intentada indica que el hecho mundial, nunca experimentado antes y de manera tan globalizada que estamos viviendo, es algo más que la generalización política del estado de excepción (como lo propone G. Agamben), la necesaria superación del capitalismo (en la posición de S. Zizek), la exigencia de mostrar el fracaso del neoliberalismo (del Estado mínimo, que deja en manos del mercado y el capital privado la salud del pueblo), o de tantas otras muy interesante propuestas.

Creemos que estamos viviendo por primera vez en la historia del cosmos, de la humanidad, los signos del agotamiento de la modernidad como última etapa del Antropoceno, y que permite vislumbrar una nueva edad de mundo, la Transmodernidad, en la que la humanidad deberá aprender, a partir de los errores de la modernidad, a entrar en una nueva edad del mundo.

Donde, partiendo de la experiencia de la necro-cultura de los últimos cinco siglos, debamos ante todo afirmar la Vida por sobre el capital, por sobre el colonialismo, por sobre el patriarcalismo y por sobre muchas otras limitaciones que destruyen las condiciones universales de la reproducción de esa vida en la Tierra.

Esto debiera ser logrado pacientemente en el largo plazo del siglo XXI que sólo estamos comenzando. En el silencio de nuestro retiro exigido por los gobiernos para no contagiarnos de ese signo apocalíptico… tomemos un tiempo en pensar sobre el destino de la humanidad en el futuro.
Diciembre 10 y 2020


 

 * Enrique Dussel (Diciembre 24 y 1934). departamento de la Paz, provincia de Mendoza, Argentina). Académico, filósofo, historiador y teólogo argentino, naturalizado mexicano. Fue rector interino de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Es reconocido internacionalmente por su trabajo en el campo de la Ética, la Filosofía política, la filosofía latinoamericana y en particular por ser uno de los fundadores de la Filosofía de la liberación, corriente de pensamiento de la que es arquitecto.

 

jueves, 12 de noviembre de 2020

54.- Antología poética; un soneto de Sor Juana Inés de la Cruz

Juana de Asbaje
(En su cumpleaños, noviembre 12, 1648 y hoy 2020)

 

Mas yo mido, sagrada, distancias tan altivas que a mi elevado solio no llegan impresiones peregrinas...
Sor Juana Inés de la Cruz

 

Retrato de Sor Juana Inés de la Cruz,
Miguel Cabrera, ca 1750 Castillos de Chapultepec

 

A su retrato

(Soneto CXLV)


 Procura desmentir los elogios que a un retrato de la poetisa inscribió la verdad, que llama pasión

Éste que ves, engaño colorido,
que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido;

éste en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los años los horrores
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido:

es un vano artificio del cuidado;
es una flor al viento delicada;
es un resguardo inútil para el hado;

es una necia diligencia errada;
es un afán caduco, y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.

Sor Juana Inés de la Cruz


miércoles, 7 de octubre de 2020

A seis años de Ayotzinapa- #NosFaltan43YMás Septiembre 2020


ZyanyaM


: Quién es Antígona dentro de esta escena y qué vamos a hacer con sus palabras?
:Quién es Antígona González y qué vamos a hacer con todas las demás Antígonas?
: No quería ser una Antígona 
pero me tocó


Sara Uribe




 

En la mañanera del lunes 28 de septiembre ("día Internacional por la despenalización del aborto") el presidente Andrés Manuel López Obrador aseveró que en el caso Ayotzinapa hubo un “pacto de silencio” que hay que romper con las nuevas investigaciones emanadas de la “Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia en el caso Ayotzinapa”. Se refiere al fin de la “verdad histórica”, creada por el gobierno anterior, fin que ha generado nuevas ordenes de aprensión y nuevos detenidos, personajes que pueden obtener beneficios legales como el de testigos protegidos si ayudan con "información veraz sobre los hechos", añadió el presidente. Desgraciadamente las cosas siempre son más complejas y las buenas intenciones se ralentisan frente a la realidad, los protaganistas involucrados y los poderes fácticos.








Cabe recordar que la palabra Ayotzinapa se refiere a la desaparición de 43 normalistas la noche del 26 de septiembre del 2014 y la madrugada del día siguiente. En los hechos, participaron policías municipales, federales, estatales, el ejército y el crimen organizado. Popularmente se le ha señalado como un Crimen de Estado, el GIEI (Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes) sugirió que la desaparición de los 43 era sólo la punta del iceberg de una estructura de crimen, violencia e impunidad en la región. En todo caso, lo sucedido en Ayotzinapa puede analizarse en un contexto más amplio y señalado como la "Geopolítica de las drogas" y que involucra la estructura financiera transnacional, los bancos, al Estado y al crimen organizado.

Esta red internacional de complicidades financieras ha quedado muy clara con la investigación realizada por BuzzFeed News y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés) que ha demostrado que a lo largo de casi dos décadas (2000-2017) hubo cerca de dos mil 100 reportes de actividades sospechosas que fueron emitidos por 90 instituciones financieras. La investigación se conoce como los FinCEN files, implica una filtración de documentos que expone como los grandes bancos facilitaron el lavado de billones de dólares; es un informe de inteligencia financiera que revela el papel de las instituciones financieras en el lavado de dinero a escala internacional. Si esta complicidad financiera no fuera suficiente, en México, el juicio a Genaro García Luna, ex Secretario de Seguridad Pública durante el Gobierno de Felipe Calderón, que se lleva a cabo en Nueva York, ha develado las complicidades político-estatales en nombre de la seguridad ciudadana. 
 
Este ingeniero mecánico, protagonista principal de la violencia que eclosionó en México con su estrategia de seguridad llamada Guerra contra el narco, fue acusado por el fiscal de distrito este de NY, de conspiración, aceptación de sobornos del Cártel de Sinaloa y declaraciones falsas. La historia laboral de este personaje es ascendente y curiosamente, casi sureal, siempre vinculada a las estructuras de seguridad nacional.

Sintetizo un poco, después de trabajar 10 años en el CISEN, en 1999 lo incorporan a la recién creada Policía Federal Preventiva (PFP); posteriormente en el gobierno de Fox, al crearse la Agencia Federal de Investigación (AFI) con el respaldo del FBI, lo nombran su titular. Con la llegada al poder de Felipe Calderón, después de un fraude electoral, García Luna se convierte en el titular de la Secretaría de Seguridad Pública y dos años después crea y dirige la Policía Federal acusada de trabajar para el crimen organizado.

Su impunidad fue proverbial, en 2010 Anabel Hernández lo acusa en su libro Los señores del narco, de su colaboración con Joaquín Gumán Loera, el líder del cartel de Sinaloa. En 2012 fue señalado por Edgar Váldez, la Barbie, de recibir dinero del narco. La periodista Lydia Cacho ha denunciado sus conductas criminales y el amparo de los expresidentes Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón, ambos sospechosos de sus nexos con el narcotráfico. En 2013, la revista Forbes lo incluye entre los 10 hombres más corruptos de México.




Desgraciadamente la complicidad financiera, estatal y transnacional con el crimen organizado no explica la complejidad histórica que subyace en el caso Ayotzinapa. Lo que sucedió esa noche en Iguala Guerrero con los estudiantes del primer año de la Escuela Normal Isidro Burgos ha sido tortilla cotidiana en nuestro país, incluso antes de Felipe Calderón, su fraude y su estrategia de seguridad nacional.




Digo tortilla de todos los días porque los estudiantes primerizos de la escuela normal solían secuestrar autobuses cada año para asistir a la marcha del 2 de Octubre del 2014. Los dueños de las líneas los dejaban hacer, era una especie de contrato no escrito, pues los estudiantes regresaban los autobuses después de pasar algunos días en la cárcel. Con el secuestro de autobuses para viajar de Guerrero a la ciudad de México, no sólo se trataba de asistir y gritar al Estado en el zócalo que la matanza de estudiantes en Tlatelolco un 2 de octubre no se olvidaba, sino que con el viaje reivindicaban las luchas sociales previas que protagonizaron los maestros rurales, particularmente Lucio Cabañas y Genaro Váquez, ambos egresados de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.

Descendiente de Zapatistas, Lucio fue líder estudiantil, maestro rural, y jefe del grupo armado Partido de los pobres en la Sierra de Guerrero. Genaro Vázquez fue un líder sindical del magisterio guerrerense que se opuso al oficialismo, lo encarcelaron varias veces incluso en la famosa Lecumberri para finalmente ser liberado por un comando armado en 1968. Año en el que pasó a la clandestinidad armada para encabezar la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria. Ambos fueron perseguidos y asesinados, iniciando un período de persecución política en México que se conoce como “La guerra sucia”. 

También pienso que dada la diversidad de nuestro país es necesario refundarnos como un país plurilingüe. Que de las 53 lenguas indígenas que sobreviven hasta el día de hoy, se elijan 5 y junto al español se conviertan en nacionales; que se le exija a todo profesional hablar además de su lengua materna, una de ellas.  Es fundamental, por otra parte, que nuestra capital recupere con su nombre México Tenochtitlán, su vieja vocación de grandeza.
Zyanya Mariana


 
 
 
AYOTZINAPA
INDÍCE COMPLETO, CLICK AQUÍ


  • Una veladora por los estudiantes muertos y desaparecidos de Ayotzinapa, CLICK AQUÍ
  • Breve Crónica de una Marcha Pacífica y una veintena de encapuchados, CLICK AQUÍ
  • La llorona de Ayotzinapa, CLICK AQUÍ
  • Crónica de un dolor llamado Ayotzinapa I era Parte, CLICK AQUÍ
  • Crónica de un dolor llamado Ayotzinapa II Parte, CLICK AQUÍ
  •  Un crimen de Estado llamado #Ayotzinapa, #DiaDeLaIndignacion 26/09/15, CLICK AQUÍ
  • Homenaje sonoro:  #43 desaparecidos, 43 poetas, 43 artistas sonoros, 43 días Radio Unam/Radio Educación, CLICK AQUÍ 
  • GIEI, Informe y primeras conclusiones, 6 de septiembre 2015, CLICK AQUÍ 

martes, 6 de octubre de 2020

CUMPLIMOS NUEVE AÑOS Y LO FESTEJAMOS CON UN PREMIADO, UN EXTRAÑO, UN REGALO DE TIEMPOS INCIERTOS

 ZyanyaM

 

Delirios II
Somos todo lo que el olvido deja a su paso. Las calles y sus muertos, los moteles y sus calendarios señalando días felices para vidas tristes. Nuestra memoria será la desesperación de un niño frente a las complicaciones del álgebra, las telarañas y los rastros del amor a su paso por callejones oscuros, las grandes bibliotecas reducidas a museo. Las conciencias reducidas a cementerios. Somos voces apagándose en las llamas del olvido.

: Coxolcá Tohom 

 


Este 2020, tiempo umbral, no sólo será recordado como el año de la pandemia sino como una temporada de poesía... lo digo porque este año se cosechó, en estricto orden de parto, El reino de no lineal de Elisa Díaz, que ganó el aguascalientes; Decir otro lugar (Elefanta) de Eva Castañeda, académica, profesora y muchas cosas más; Días de luz larga (Elefanta) de Mercedes Alvarado y mi poemario tránsitos (Lunaria).
Por eso, en honor a los regalos que ofrece la incertidumbre, he decidido festejar nueve años de este espacio con un poeta guatemalteco desconocido para mi: Giovany Emanuel Coxolcá Tohom quien acaba de ganar el Premio de Poesía Editorial Praxis 2020. Les comparto, para celebrar, a este poeta.

 

 


Alta traición (II)

Giovany Emanuel Coxolcá Tohom

 

 

Vos, conocedor de la historia,
la retorcida historia de este puto país,
decime qué se siente ver
a tu compañera de lecturas
vender a los estudiantes
por haber desafiado al Gobierno.
¿Te acordás de tus palabras en su boca?
La dignidad campesina mueve montañas,
¿y de las grandes cogederas después de los foros?
¡Puta madre!
Vamos por la dignidad estudiantil.
Ella tiene colmillo.
Vamos por un par de colmillos.

Vos, cabrón,
sabés de los huesos indígenas
(indios cochinos, como lo dice tu compañera de lecturas
—epígrafe para el porvenir—)
crepitando en la pólvora,
vos lo sabés: nada se ha conseguido
en este país sin coraje, valentía,
sin jugarse la vida en las llamas de las calles.
Decime, cabrón,
qué se siente ver a tu compañerita
limpiarse el culo con tus ideas
(el mismo culo devorado beso a beso, centímetro a centímetro,
por tu boca),
traicionando a quienes se rifan el pellejo,
desafiando a un Gobierno
protegido por carniceros.

Y no me lo contestés a mí,
contestátelo a vos
cuando estés frente a tus putos libros,
frente a tu emputecida imagen.
Cuando estés recordando
que muy de cuando en cuando ella también lo dice:
esos indios mierdas.

Vos, conocedor de la historia,
la retorcida historia de este puto país,
sabés a quiénes les ha correspondido
poner los muertos y la sangre,
en esta historia de
infamias y traiciones.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Rituales del caos: 2. La compañía de Daniel Lezama, inauguración agosto 28 y 2020

 Je est un autre.                                                                                                Tant pis pour le bois qui se trouve violon, et Nargue aux inconscients, qui ergotent sur ce qu’ils ignorent tout à fait !

 Yo soy otro.                                                                                                     Tanto peor para la madera que se descubre violín, ¡y mofa contra los inconscientes, que pontifican sobre lo que ignoran por completo! 

Arthur Rimbaud

(Cartas del vidente)




 

  

VIDEO A LA CONFERENCIA

"LEZAMA; UN DESGLOSE ONTOLÓGICO DE LA PINTURA CONTEMPORÁNEA"

 


INAUGURACIÓN

El Museo Morelense de Arte Contemporáneo inauguró el viernes 28 de agosto y 2020, con todas las medidas de seguridad y con un acceso limitado de personas, "La Compañía", exposición del pintor Daniel Lezama. Tanto la obra como la inauguración son umbrales en el contexto de la pandemia del COVID19; tránsitos hacia nuevos paradigmas. Así lo entiende el equipo del MMAC y la apuesta de su curador Guillermo Santamarina Lagunes, pero no están solos. 

 

            Un día antes (27/8), el Museo de Arte Moderno de Nueva York, después de cinco meses de cierre, reabrió sus puertas al público con ciertas restricciones para garantizar el distanciamiento corporal, como sólo permitir el acceso a 100 visitantes por hora. En esta misma lógica del MOMA y del MMAC, el Museo Metropolitano abrirá un día después (29/8) y el 3 de septiembre será el turno del Museo Whitney de Arte estadounidense. Empero, sólo el MMAC, siguiendo la actitud pionera de su curador en jefe, abre su espacio de forma inaugural con una exposición de imágenes sediciosas y alteridades interiores que recuerdan lo expresado por el poeta Rimbaud en Las cartas del vidente (1871): “Yo es otro”. 

 

 



En efecto, los trazos coloridos de Daniel Lezama expresan otredades que perturban; son imágenes de la naturaleza que se mezclan con fragmentos de la historia de la pintura del siglo XX mexicano y el barroco europeo, particularmente los gestos mórbidos de Caravaggio. A esa mezcla de imágenes que podríamos llamar neobarrocas, como definió su tocayo Lezama Lima a La expresión americana (1957), se añaden las sombras propias del autor que se mira a sí mismo, por dentro, al ritmo de diversas temporalidades. Este gesto pictórico de su exclusiva propiedad, es a la vez un alzamiento a la violencia que nos ha constreñido; una fisura del paradigma civilizatorio actual y una propuesta.

 

 


 

 

La exposición inicia con un tríptico conceptual (Conductores I, II Y III, 2016): un adolescente desnudo con herramientas de minero sueña, le cobija una fuerza femenina volcánica surgida de la luz. Del otro lado, una puberta también desnuda yace sobre la tierra, la cobija el totem de un guerrero sin cabeza. La figura sagrada, a diferencia de la femenina, parece un artificio en hierro, una fragua de rayos como la utilizada por el dios griego Hefesto. En medio de ambas fuerzas prístinas, la elemental de la tierra-cosmos y el quehacer creativo, yacen los hacedores duales que recuerdan a la divinidad padre-madre de la mitología mexica: Ometéotl.

 

 


 

Los hacedores en "La compañía" son una dualidad en lo diverso; a veces árboles, a veces cuerpos sin cabeza, que forjan a los seres vivos; los niños, los bosques, los ríos, los animales y por supuesto la sexualidad. Crean y recrean la totalidad que nos rodea; el maya de la religión India; Sanatana-dharma. Sin embargo, lo que nos rodea no está exento de pulsiones, de contradicciones, de deseos y muertes.   Un conjunto de luces y sombras, a veces perturbadoras, plasman un nuevo paradigma civilizatorio sintetizado en la pieza “Crisol” (2018). En ella, los líquidos femeninos y blancuzcos son el origen del mundo; la leche materna, la secreción libidinal, el líquido blanco y chorreante del orgasmo femenino que tanto le gustaba representar al artista japonés Hokusai como cascadas saliendo de cuevas. Para Daniel Lezama, esta vitalidad blanca y femenina no sale de cuevas sino de la fábrica de papel san Rafael, alegoría de la producción industrial y técnica que hoy nos inunda con sus repeticiones infinitas y estéticas sin sentido; el progreso que quiso ser y fracasó... Bienvenidos a Rituales del caos





lunes, 7 de septiembre de 2020

Rituales del caos: 1. El Bosco y Alberti


La diferencia que a mi parecer hay de las pinturas 
de este hombre a las de los otros, es que los demás
 procuraron pintar al hombre cual parece por fuera;
este solo se atrevió a pintarle cual es dentro
 
: fray José de Sigüenza
(Fundación del Monasterio de El Escorial por Felipe II)
 


El jardín de las delicias, Jheronimus Bosch, el Bosco (1500-1505)
El jardín de las delicias; El Bosco (1500-1505), Museo del Prado
220 cm × 389 cm

"¿Qué ven, Jheronimus Bosch, tus ojos atónitos? ¿Por qué esa palidez en el rostro? ¿Acaso has visto aparecer ante ti los fantasmas de Lemuria o los espectros voladores de Érebo? Se diría que para ti se han abierto las puertas del avaro Plutón y las moradas del Tártaro, viendo como tu diestra mano ha podido pintar tan bien todos los secretos del Averno", pregunta sorprendido y maravillado el también flamenco Dominicus Lampsonius (1532-1599), humanista y escritor
 
         De hecho, en España el cuadro había sido titulado La lujuria pues de alguna manera proponía lo que la cultura medieval considera infernal y la moderna señala como "anomalías" de la conducta. Si para el hombre medieval el Bosco pinta lo que se considera la antesala del infierno, para el moderno el pintor evoca la sensualidad pecaminosa, lo que se nombra como las cosas "anormales, me refiero a la representación que hace del sadismo, del sadomasoquismo, de la pederastia, de las orgías, de las relaciones entre hombres y animales, entre cuerpos de diferentes colores, y de la desnudez, sobre todo de la desnudez del espíritu y los deseos silenciados y escondidos.  
 
 



Podríamos decir también que Hieronymus Bosch al pintar el imaginario medieval está insinuando un mundo de prohibiciones que desaparece y en la desaparición incluso lo prohibido se anhela. Muchas son las posibles interpretaciones, lo que queda claro es que un nuevo paradigma, de raigambre medieval, pero colonial y capitalista está naciendo mientras el flamenco pinta. 
 
 

 
"El Bosco", le llamará cariñosamente Felipe II de España que posiblemente intuye, en tanto soberano de un imperio diverso donde exploradores y conquistadores imponen su ley y una sola lengua imperial, el fin del paradigma medieval y el imaginario caballeresco. Con un pie en el pasado y otro en la nueva estructura centro-periferia, el soberano del mediterraneo y del atlántico, de Europa y las Indias occidentales coleccionará con pasión las obras de el Bosco e incluso decorará su cabecera y quizás sus sueños con el tríptico El jardín de las delicias (1500-1505).
 
Posiblemente, la obsesión de Felipe II por la obra del holandés se deba a la representación del mundo interior que insinúa Dominicus Lampsonius, donde el yo es una otredad. Entre imaginaciones mecánicas un Adán y una Eva europeos; entre cuerpos blancos se yerguen algunos negros; entre los saberes renacentistas se levanta la sexualidad salvaje y demoniaca.
 
De alguna manera, todas las obras adquiridas por el Rey Felipe II y guardadas en el Monasterio de El Escorial como El carro de heno (1502?), la Mesa de los pecados capitales (1500) o el Jardín de las delicias implican una intención moralizante y satírica, muy de moda en la contradictoria y rica Flandes comercial de la época. Algo de estas contradicciones (guerras de religión, discursos ideologizantes,  brujas seductoras, canibales voluptuosos, riquezas infinitas, tierras lejanas ) que heredamos hasta el día de hoy, las plantea el novelista cubano Leonardo Padura en su novela Herejes (2013); una mezcla de novela histórica y serie policial que se sitúa entre neerlandeses del siglo XVII y el puerto de la Habana. 
 
 

 
Pero regresemos a el Bosco y su especie de parodia que reverencia los deleites carnales que llevan al creyente al infierno. El tríptico cerrado representa el inicio; la creación del mundo. En una esquina la imagen del dios cristiano, blanco y barbado, rey coronado por una tiara, es también un símbolo de lo letrado pues en la mano lleva una Biblia. Lo confirma la frase de un salmo, escrita arriba en la parte superior del tríptico: "Él lo dijo, y todo fue hecho. Él lo mandó, y todo fue creado." En esta imagen, salmo incluído, se fusiona el imaginario medieval donde dos fuerzas, el bien y el mal, se disputan el mundo, con el nuevo paradigma colonial; me refiero al hombre blanco, barbado, monoteísta, ilustrado y heterosexual con propiedad privada que gobernará el globo terráqueo los siguientes 500 años.
 
El tríptico cerrado: La Creación del mundo,
óleo sobre tabla, 220 cm x 195 cm.

 
 
Casi 450 años después, Rafael Alberti (1902-1999), poeta español miembro de la llamada "generación del 27", en pleno exilio y asentado en Cordóba, Argentina, escribe A la pintura (1948); un poemario dedicado al color, a los pintores y al oficio de pintar. Entre los poemas este prodigio dedicado a el Bosco.
             
 
Rafael Alberti (1902-1999)
Foto: Cedoc Perfil

 
Los versos de Alberti recobran la belleza y el gozo de la lengua al servicio de la imaginación, un ejercicio de ficción lúdico y estético. La pintura, empero, va más allá y nos recuerda con lúcida melancolía que los paradigmas civilizatorios cambian, mueren como las estrellas; que los artistas son los primeros en identificar la metamorfosis y que lo único que nos salva de la repetición es el caos... Bienvenidos a Rituales del caos

 
 
 
   
 

EL BOSCO 

El diablo hocicudo,
ojipelambrudo,
cornicapricudo,
pernicolimbrudo
y rabudo,
zorrea,
pajarea,
mosquicojonea,
humea,
ventea,
peditrompetea
por un embudo.

Amar y danzar,
beber y saltar,
cantar y reír,
oler y tocar,
comer, fornicar,
dormir y dormir,
llorar y llorar.

Mandroque, mandroque,
diablo palitroque.

¡Pío, pío, pío!
Cabalgo y me río,
me monto en un gallo
y en un puercoespín,
un burro, en caballo,
en camello, en oso,
en rana, en raposo
y en un cornetín.

Verijo, verijo,
diablo garavijo.

¡Amor hortelano,
desnudo, oh verano!
Jardín del Amor.
En un pie el manzano
y en cuatro la flor.
(Y sus amadores,
céfiros y flores
y aves por el ano.)

Virojo, pirojo,
diablo trampantojo.

El diablo liebre,
tiebre,
sítiebre
notiebre,
sipilitiebre,
y su comitiva
chiva,
estiva,
sipilipitriva,
cala,
empala,
desala,
traspala,
apuñala
con su lavativa.

Barrigas, narices,
lagartos, lombrices,
delfines volantes,
orejas rodantes,
ojos boquiabiertos,
escobas perdidas,
barcas aturdidas,
vómitos, heridas,
muertos.

Predica, predica,
diablo pilindrica.

Saltan escaleras,
corren tapaderas,
revientan calderas.
En los orinales
letales, mortales,
los más infernales
pingajos, zancajos,
tristes espantajos
finales.

Guadaña, guadaña,
diablo telaraña.

El beleño,
el sueño,
el impuro,
oscuro,
seguro,
botín,
el llanto,
el espanto
y el diente
crujiente
sin
fin.

Pintor en desvelo:
tu paleta vuela al cielo,
y en un cuerno,
tu pincel baja al infierno.

: Rafael Alberti (1948)

 

 

 

En uno de los múltiples detalles de "El jardín de las delicias", de Hieronymuss Bosch (1480-1490 circa), se encuentra un personaje que tiene en las nalgas una partitura de música. ¿cómo suena esta melodía del siglo XV?

Aquí una propuesta: Arreglado al estilo de la época (la partitura musical en el trasero es solo un riff corto destinado a repetirse) y tocado en Lute, Harp y Hurdy-Gurdy por James Spalink.
 La melodía está basada en la transcripción de Amelia Hamrick.