miércoles, 18 de octubre de 2023

Rituales del caos: PÍCAROS Y PACHUCOS 2; TIN TAN UN HOMBRE DEL SIGLO XX1 COMO LE LLAMÓ MONSIVÁIS (segunda parte)

Somos nuestra memoria,
somos ese quimérico museo de formas inconstantes,
ese montón de espejos rotos.
: Jorge Luis Borges
 
 


PÍCAROS Y PACHUCOS 2,
TIN TAN UN HOMBRE DEL SIGLO XX1 COMO LE LLAMÓ MONSIVÁIS
 
 (segunda parte del texto) 
 
 II ENTRE PACHUCOS, EL PACHUCO DE ORO 



Quizás, La chiva, como le decían por dejarse una barba en el mentón, soñaba con el teatro y los aplausos del público, como los personajes pícaros que encarnaría posteriormente. Al dejar la preparatoria, Germán trabajó en la radiodifusora de Ciudad Juárez, la XEJ, "la voz de la frontera", fundada por Pedro Meneses Hoyos, amigo de su padre. Ahí, ejerció como barrendero, mandadero y etiquetador de discos. Dicen que la Diosa Fortuna "lo puso donde había" y al imitar a Agustín Lara se transformó en locutor. Entre 1933 y 1943, condujo el programa Agustín Larín donde parodiaba al celebre compositor, pero fue imitando a Popeye el marino, el popular personaje de Elzie Crisler Segar, en la primera temporada del programa El barco de la ilusión donde configuró su estilo humorístico, su capacidad de improvisación, de contar chistes, de vender publicidad y, sobre todo, de escribir sketches a partir de su habilidad lingüística y su bilingüismo. 
 
 


Se fue a trabajar con la competencia, la XEF y la XEP y se convirtió en figura radiofónica. Se casó con Magdalena Martínez, tuvo dos hijos y fue infeliz. Se reincorporó al teatro-estudio de la XEJ, como locutor-actor de El barco de la ilusión (1940-1943) [1], segunda temporada, donde junto a su mentor Meneses, gestaron al personaje más famoso de la estación: El Pachuco Topillo Tapas. Valdría la pena decir que el teatro fue semillero de la época de oro, que los actores cómicos del teatro de revista se llevaron su sólida formación a la pantalla. El paso del teatro al cine fue natural, no sólo en Tin Tan. Lo vemos en la película inaugural de la época de oro, Allá en el rancho grande donde aparece Carlos López, el Chaflán, actor proveniente, como todos los cómicos, de las carpas. En la película caracterizará el arquetipo del personaje pobre, en contra del patrón y eternamente borracho. Ese personaje lo volveremos a ver en dos mujeres del cine la tostada y la guayabaAmelia Wilhelmy y Delia Magaña, ambas provenientes del teatro. En la mañana eran actores de cine y en la noche del teatro de revista, vinculado a la calle y a los movimientos políticos.  Por ello no es extraño que Tin Tan eligiera el Pachuco como personaje.


“El Rey de las Carpas”, Jesús Martínez “Palillo” (1913-1994) surge en los años 30 y tiene su auge en los años 40 y 50. Palillo no denuncia, alude a la verdad política, a los miserables, a los impunes y corruptos que todos conocían. Encarcelado nueves meses, fue víctima de la censura y la incapacidad de los políticos de la época, que aludir no genera realmente revueltas políticas.


Hablando del traje, Pedro Meneses contaba que, en la casa Rosens de Juárez, compró para el espectáculo un traje que los negros de chicago llamaban Zoot suit y "que consistía en llevarle la contraria al presidente norteamericano Roosevelt y sus consejos de economía". El traje se componía de un saco largo y estilizado, con grandes hombreras y solapas; corbata amplia; pantalón grande y abombado, con un dobladillo en el tobillo y sujeto por tirantes a la altura del pecho; cadena en la bolsa para las llaves; zapatos bicolores y un sombrero de fieltro, de ala ancha, decorado con una pluma de pavoreal o avestruz. La ropa no escondía "un cuerpo y un alma a la intemperie", como afirmaba Octavio Paz en el Laberinto de la Soledad (1950), el traje hablaba y mucho. Cada elemento de la estrambótica indumentaria parodiaba "los felices y locos años 20" de los WASP (siglas para White Anglo-saxon protestant), más aún, dialogaba con la Crisis del 29, la posterior depresión económica y el "Programa bracero". Era una respuesta estética a los enfrentamientos interculturales en los Estados Unidos, mucho antes de la era de Trump; antes del asesinato del chicano José Gallardo Díaz en Sleepy Lagoon; antes incluso de los ataques en el verano de 1943, perpetrados en los Ángeles por militares, e incluso policías, a la comunidad chicana y conocidos como "los disturbios del Zoot Suit". Los jóvenes que gritaban el malestar con la ropa eran los residuos de la modernidad americana: los dudes de Harlem, los negros y jazzistas de Chicago, los japoneses señalados como sospechosos, los filipinos y los mexicanos-estadounidenses que se hacían llamar Pachucos. 
 

Pachucos callejeros/ Laurel & Hardy en Zoot Suit Bad, 1943





Estaban en todas partes y formaban parte de la educación sentimental de las urbes fronterizas de los años 40. Desde los años 30, caminaban por los barrios marginales de los Ángeles y bailaban swing como convulsión estética, pero es hasta 1943 cuando el mundo del espectáculo los multiplica. Stan y Ollie (Stan Laurel y Oliver Hardy) se visten de Pachucos, "The Original Zoot Suit Band", para embaucar a ilusos, en la película Jitterbugs (Los reyes de la risa). En México, el comediante y director, Roberto "El Panzón Soto", monta dos obras: "El Tenorio Pachuco" y "El máximo Pachuco", farsa en alusión al hermano incómodo del presidente: Maximino Ávila Camacho. Poco tiempo después, el actor y cómico Adalberto Martínez "Resortes", encabezaría una compañía con el nombre de Pachuco's Review, con la que haría varias giras por México y Latinoamérica.

Roberto Soto, el maestro del diálogo político en el Teatro de Carpa.
El primer actor que se viste de Pachuco y se hace llamar el Máximo Pachuco, criticando al hermano incómodo del presidente: Maximino Ávila Camacho



En la década de los 40, las aventuras de los Pachucos también se leen en el pepín Padrinos y Vampiresos, del historietista Neoleonés Bismarck Mier. El 11 de octubre del 43, un mes antes de que Tin Tan llegara a la capital, el Pachuco Poca Luz, trompudo y tuerto, llega a la ciudad de México procedente de Los Ángeles. En el barrio se encuentra con Huele de Noche, su carnal y cómplice mayor; con Creciente; Inocentito; el Apagao y la gorda Pimenia, tribu de pícaros con quienes vivirá aventuras y se enfrentará a la fauna urbana del México moderno: diputados, chafiretes, cabareteras y policías corruptos. Un año después, en agosto de 1944, los personajes de Padrinos y Vampiresos son "contratados" para interpretar una serie de "Cuentos clásicos", se convertirán en actores dirigidos por el "director Bismarck Mier" quien explica que: "A pesar de todas las dificultades que existen para contratar nuevos actores, hemos conseguido que muchos que querían irse de braceros trabajen para nosotros." Entre los cuentos está la historieta "La Marca del Zorrillo", parodia de la película La Marca del Zorro (The Mark of Zorro, Fred Niblo, 1920) que se publica cinco años antes de que Tin Tan, dirigido por Martínez Solares, filmara la película con el mismo nombre, La marca del Zorrillo ( y otras basadas en cuentos infantiles. Esta especie de intercambio de recursos humorísticos entre ambos personajes, no es casual, Bismarck Mier vivió durante su juventud en Los Ángeles y conoció bien el mundo de los pachucos que dialogan con su entorno. Aunque el intercambio nunca se hizo explícito por parte del actor, el escritor lo homenajea en una de sus historietas como experto consumado en la "Tatacha".



La Marca del Zorro (Fred Niblo, 1920); El pepín La marca del zorrillo (Bismarck Mier, 1945) y La película de Tin Tan, La marca del zorillo (Martínez Solares, 1950)


Quizás, fue la omnipresencia del Pachuco que dialoga, quizás fue el azar que siempre estuvo presente en la vida de Germán Valdés, lo cierto es que Paco Miller contrató al Topillo, el mismo día que lo conoció. "Yo saqué a Tin Tan de Ciudad Juárez", afirmaba con orgullo Paco Miller, "el ecuatoriano que mueve el progreso de México y el mundo", como solían presentarlo en la radio de los años 60. Le gustaba contar que a inicios del año 1943, el cómico de la caravana, José Aréchiga, apodado el Tetemeco, no podía acompañarlo a la gira por Estados unidos. Si cruzaba la aduana lo detendrían por desertor. De padres mexicanos, había nacido en San Antonio Texas y tenía el deber de ir a la guerra del 40 en tanto americano. Ante la urgencia de remplazar a su cómico, encontró a Germán quién aceptó la propuesta, pero pidió un patiño. Miller recuerda que pensó inmediatamente en Marcelo Chávez, quien había trabajado en el teatro como patiño de muchos cómicos, entre ellos Cantinflas. Ninguno de los tres imaginó que la mancuerna sería de toda la vida.


Antonio Espino, Clavillazo, en las películas Pura vida (Martinez Solares 1956) y El genial detective Peter Pérez (Agustín P. Delgado 1952)/ Adalberto Martínez, Resortes, en la película Dicen que soy comunista (Alejandro Galindo 1951) y el Teatro Variedades donde todos los cómicos pasaron.




Rafael Aviña, biografo de Tin Tan, escribe que en esa gira por Los Ángeles, Sonora, Aguacalientes, Jalisco y que culminó en la ciudad de México, no les fue bien al dúo de cómicos, el regalo fue el encuentro que los convirtió en carnales. Sin embargo, Miller en un programa de Televisa, entrevistado por Abraham Zabludovsky, rememora la presentación que tuvieron en el Mason Opera House, en el centro de los Ángeles, cuando la ciudad estaba en plena efervescencia por las persecuciones a la comunidad mexicano-americana. Frente a un público fundamentalmente chicano, los sketches del Pachuco Topillo fueron un éxito esperable, el público herido estaba representado por el cómico. En Tamaulipas, de donde Marcelo Cháves, era oriundo, los carnales filman El que la traga la paga (Paco Miller, 1943), cortometraje mudo grabado en una cámara de 8 milímetros y adaptado de un sketch teatral. En Nogales, Sonora, inventaron la canción Guatatitaratiratao y un scketch con sólo tres canciones con el que debutarían en Guadalajara. "Aquí gustaste, aquí te quedas", recuerda Miller frente al inusitado éxito que tuvieron en la capital tapatía. En esos días lo bautizó: "a partir de ahora te vas a llamar Tin Tan". Dicen, que no le gustó el nombre, le recordba el sonido de una campana, que lo haría inconfundiblemente famoso. Finalmente, el 5 de noviembre Tin Tan y su carnal Marcelo debutarían en la Ciudad de México, en el Teatro Iris con un gran cartel que incluía a Agustín Lara, a Miguelito Valdés, a Toña la Negra y a Cantinflas que nunca lo quiso. Su rivalidad era explícita, en la película Si yo fuera diputado... (Miguel Melitón Delgado Pardavé, 1952), le manda un mensaje: “Para pachucos no hay servicio porque me caen gordos”. Lo cierto, es que debutó junto a Mario Moreno "Cantinflas", quien era el plato fuerte de la tercera tanda mientras Tin Tan abría el espectaculo con sus sketches en la primera. "Qué maravilloso, qué maravilloso, no le entendemos, pero qué maravilla", cuenta Paco Miller que exclamaba la gente al salir del teatro.



En menos de un mes la XEW, el Teatro Follies y El Patio lo contrataron. Lo anunciaban como "El nuevo as del teatro cómico que no es igual, ni se parece a otros". Efectivamente, su humor gentil y risueño estaba, y está, muy lejos del humor arbitrario y machista —diríamos hoy— de Cantinflas en Ahí está el detalle (Juan bustillo de Oro, 1940). Se aleja, incluso, del cuasi Pachuco Clavillazo, Antonio Espino y Mora, que protagonizó bajo la dirección de Gilberto Martínez Solares, la tragicomedia ¡Pura Vida! (1955). En la película, un Clavillazo con pantalones bombachos, saco de mangas largas y sombrero de tres picos encarna a Melquiades, un campesino que migra a la ciudad y acepta los infortunios del sistema con la frase "Pura Vida". Curiosamente, la expresión llegó a Costa Rica con la película, se quedó ahí y se convirtió en voz local. Localísima y propia del sentir Tico frente a los conflictos políticos y sociales de sus vecinos nicas, catrachos, guanacos y chapines; guerras que violentaron centroamérica en los años 70 y 80.


Resortes, Tin Tan, El Loco Valdés,  Clavillazo


Muy posiblemente, como pasa en sus películas, la gestualidad expresiva de Tin Tan y unos movimientos acrobáticos que iban en expansión hasta provocar la risa, lograban unificar el presente, con el caos de los años posrevolucionarios. Era la actitud de un niño, sin cálculo, sin futuro, sólo goce del momento. Además, de su vis cómica, estaba su lenguaje que revelaba la entrelazada y compleja relación que ha existido entre México-Estados Unidos: Y usted cantonea (vive) aquí/ Tengo tantas y tan buenas ideas que no me caben en la chompeta (cabeza)/ Que funcionaba el mugrero este (cosa)/ Cada día te veo más trampa (pobre)/ todo consiste en irse arregladito y con garra suave (ropa buena)/ retacho (regreso)/Te wacho (miro)/ tengo chamba (trabajo)/ Bato (joven). Su lenguaje, "in between" proyecta una voluntad de intercambio, un diálogo entre dos culturas; un intersticio que llegó para quedarse, que anunció el siglo XXI mexicano y profetizó el spanglish, la lengua híbrida de mayor crecimiento en el mundo y posiblemente el fenómeno lingüístico más importante en el mundo hispano.

A mediados del siglo XX, como ahora, la hibridez estaba mal vista, se añoraba lo puro, lo decantado, lo monolítico como la ilusión del nacionalismo y la idea de patria. El Vasconcelos viejo y herido, desde su trinchera como director de la Biblioteca Nacional, dedicó muchas columnas en el periódico Novedades para criticar el uso de una "lengua desnacionalizada" y acusar a Tin Tan de "pochismo lingüístico". Salvador Novo, en el mismo diario justificaba el vocabulario con el siguiente argumento: "El buen señor es un efecto no una causa, de una corrupción más grave que simplemente lingüística. Nos molesta porque mientras Cantinflas es la subconsciencia de México, Tin tan es su incómoda consciencia". Podemos estar o no de acuerdo con el ataque de Vasconcelos o la defensa de Novo, ambas me parecen discursos de época, lo cierto es que Tin tan se convirtió, entre Pachucos, en "el Pachuco de oro".


Zyanya Mariana
Mixcoac, Mayo 2023


Para saber más...

 

El barco de la ilusión, es una novela del escritor Fritz Glockner, que relata la vida de Tin Tan y su etapa de radio en Ciudad Juárez.



El documental Los teatros del pueblo, de Clio. Muy interesante para entender cómo el teatro no sólo generó actores y cómicos geniales, sino el elemento que fomentó la politización del país, la conformación de una identidad nacional y moderna. 

 



 
 
 
PÍCAROS Y PACHUCOS; TIN TAN UN HOMBRE DEL SIGLO XX1, COMO LE LLAMÓ MONSIVÁIS

I EL PÍCARO Y LA DIOSA FORTUNA  (primera parte) 



* Texto originalmente escrito para un Museo privado, de cuyo nombre no quiero acordarme, pero que por cuestiones burocráticas y sobre todo de paga, preferí regalarlo al público y ponerlo en mi blog.

 

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