ZyanyaM
Tengo treinta y siete años.
Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
: Walt Whitman
Canto a mí mismo:
Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.
Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
(…)
Tengo treinta y siete años.
Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré;
que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de par en par las puertas a la energía original de la
naturaleza desenfrenada.
: Walt Whitman
(Versión de León Felipe)
Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.
Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
(…)
Tengo treinta y siete años.
Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré;
que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de par en par las puertas a la energía original de la
naturaleza desenfrenada.
: Walt Whitman
(Versión de León Felipe)
LO QUE PASA EN LA CAMA PASA EN LA PLAZA; Django o la otredad norteamericana
Este domingo fui al
cine. Antes solía ir con
regularidad y podía chutarme toda la cartelera, los foros y las muestras si así
me placía. Escribía incluso
critica de cine. Pero las cosas
cambian y desde que nació mi hija tuve que racionalizar mis visitas al cine y
elegir acertivamente la producción fílmica. Me suelo llevar por la polémica o la reiterada recomendación
a la hora de elegir, pero esta vez fue suficiente que mi querido amigo Carlos
exclamara: ¿Django? Excelente, ya sabes Tarantino… Viniendo de él la palabra excelente adquiere un carácter
incuestionable. Entonces como un
Django que al descubrir la palabra absolutamente cambia su atuendo de
sirviente por un clásica al estilo cowboy; yo no dudé y fui al cine.
Quentin Tarantino en Django |
Jamie Foxx interpreta al protagonista de la última película de Tarantino; Django un personajo maravilloso. Poco a poco, a lo largo de tres horas, este personajo va descubriendo la libertad, las palabras y la ropa. A los 10 minutos de iniciada la película, al más puro estilo del mejor spaguetti western de los italianos Leone o Corbucci, este Django negro (a diferencia del Django original de 1966, un Franco Nero rubio de ojos azules), este esclavo libera su
Franco Nero en Django de Sergio Corbucci, 1966 |
cuerpo al lanzar,
junto a las cadenas de sus pies, la manta que lo abriga, descubriendo una
espalda fuerte pero marcada con los azotes comunes para los rebeldes.
Django intuye el vínculo existente entre la
libertad y las palabras y lo vemos en la ropa. Primero descubre que tienen poder sobre sí mismo; rompe el
silencio y habla con Schulz, toma el abrigo y el caballo de un muerto y se
convierte en caballero. O la
fabulosa escena donde aprende el significado de la palabra absolutly; las flores blancas
se salpican de carmesí sangre y él cambia el azulado traje de valet por el café
del hombre marlboro.
OK Corral donde aparecen los hermanos Earp y Doc Hollyday, el dentista |
Después aprende que las palabras
tienen poder sobre los demás.
Escucha como el doctor Schulz (un Cristoph Waltz caracterizado como el
dentista doc Holliday de Lucky Luke en OK Corral) las utiliza para
aturdir a sus contrincantes, generalmente fuertes, tontos y desalmados. El “humanista” Schulz, un ex dentista
de origen alemán vuelto caza recompensas, insiste elogiosamente que trabaja para
las autoridades capturando, vivo o muerto, a los criminales más buscados por la
ley. Su repetición,
burocráticamente justificada por los carteles de “se busca”, revela la
ambigüedad de la ley, baluarte de la cultura norteamericana y del estado
moderno.
Doc Olliday, dentista que apoyó las elecciones de los hermanos Earp para pacificar el pueblo de Tombstone. Caracterizado como Doc Hollyday en la novela gráfica Lucky Luke |
La escena sin embargo más
significativa es cuando el doctor Schulz después de ofrecerle al liberto Django
asociarse (no sólo lo libera sino que lo hace socio en el trabajo de matar
“blancos” y cobrar por ello), le cuenta las hazañas de Sigfrido para salvar a
Brunehilda, tocaya de la esposa de Django. Mutatis mutandis le cuenta la siguiente versión del mito
medieval, el cantar de los nibelungos: Todo sucede en una montaña, porque es un
cuento alemán afirma Shultz, donde está encerrada Brunehilda. Para salvarla Sigfrido debe subir la
montaña, matar al dragón y enfrentar un círculo infernal. Y si Sigfrido enfrenta todos esos
peligros es simplemente porque vale la pena arriesgarse por Brunehilda,
concluye el ilustrado Schultz.
Con el mito Tarantino nos revela la
estructura de la película. Django
subirá la montaña interior trabajando como caza recompensas en un paisaje de
montaña nevada hasta convertirse en el pistolero más rápido del sur, casi tan
rápido como Lucky Luke. Encontrará
al dragón, un terrateniente esclavista sureño llamado Calvin Candie (Leonardo
di Caprio) y conocerá el infierno al enfrentarse a la estructura esclavista
regenteada, en lo profundo, por los mismos negros.
En efecto los terratenientes blancos que decidían vida, muerte y reproducción sobre los negros paradójicamente eran criados por mujeres negras, asesorados por mayordomos negros que imponían los castigos ejemplares a los esclavos y solían tener amantes negras.
Un mucho lo que sucede hoy en México entre el poder de los
güeros y la servidumbre de los indios; tal cual lo escribiera tiempo ha Rosario
Castellanos en su novela autobiográfica Balum Canan.
Como Castellanos, Tarantino denuncia el holocausto esclavista pero a diferencia de la poeta chipaneca lo hace con un gran
sentido del humor. Como la escena donde los sureños,
antecedentes del Ku Klux klan, se quieren épicos y terminan absurdos. Su denuncia no utiliza los grises ni el melodrama de la guerra de secesión sino un
contexto de Western lleno de tributos al género –se escucha el tema original de
Django (1966), compuesto por el argentino Luis Enrique Bacalov y una canción
original, especialmente escrita y orquestada para este film por Ennio
Morricone, el referente musical del spaghetti western. ¿Cómo olvidar el tema del “bueno, el
malo y el feo”? Ello sin contar
que el mismísimo Franco Nero aparece en una escena.
Jamie Foxx y Franco Nero, 2012 |
Clint Eastwood, 1966, en El bueno, el malo y el feo de Sergio Leone, |
Pero la genialidad de Tarantino va más
allá de unir en una sola película los dos mitos fundacionales de los Estados
Unidos: La guerra de secesión con su consabida libertad de los esclavos (que
México había liberado 200 años antes) y la conquista del oeste, pues su
legendario cowboy solitario no es un hombre Marlboro, blanco y libre; ni un Clint Eastwood guapo y desalmado; sino un negro que habla y sabe decir. Un esclavo que antes de vestirse de terrateniente y cruzar el infierno prometido para
salvar a Brunehilda, supo que hasta la muerte tiene una palabra de consuelo:
Auf wiedersehen.
También pienso que los parquímetros,
tal cual hoy funcionan, no son la mejor solución. Si bien desinhiben el uso del automóvil, cabría recordar que
tanto el viene-viene como ecopark son formas de privatizar un bien público; la
calle. Por ello los recursos obtenidos de los parquímetros deben regresar
íntegros a la ciudadanía.
Zyanya Mariana
No hay comentarios:
Publicar un comentario