lunes, 13 de marzo de 2023

CINE: EVERYTHING EVERYWHERE ALL AT ONCE

  la caligrafía es igual que la espada, el arma y el guerrero son uno;
luego el guerrero es el arma y todo su entorno es capaz de matar,
hasta una simple hoja;
por lo tanto el guerrero es uno con el entorno,
y el deseo de matar desaparece.

: 'Espada rota',
personaje de la película Héroe 2000, de Zhang Yimou

 

 

Everything Everywhere All at Once
Daniel Kwan
Daniel Scheinert
EU, 2022

 

Los Oscares siempre han sido políticos, solían, como la películas de James Bond, delinear las necesidades del Occidente nuevo, es decir Estados Unidos y sus aliados (Canadá, Australia y Nueva Zelanda), por eso se premiaban las películas en inglés. Cuando Occidente gobernó indiscutiblemente el mundo, los Oscares fueron la ceremonia que dictaba la estética: Los blancos eran los protagonistas (Ben Hur, Cleopatra, Espartaco..) y los Otros, eran salvajes, sirvientes o atrasados. Las películas llamadas de arte, cuestionaban ligeramente estos supuestos, pero nunca iban más allá, hasta que el dinero se fue al pacífico. Entonces la guerra de Estados Unidos, como el ojo de Mordor, se desplazó hacia China. El nuevo juego geopolítico necesita de nuevos aliados, Japón se conserva, pero se integra a la narrativa de buenos socios regionales a Corea del sur y a los cuatro dragones del sureste asiáticos.

    Es interesante notar que durante los últimos 17 años ((2006-2023) la gran fiesta imperial, de propaganda y glamour, ha nominado y premiado, casi de manera ininterrumpida, a mexicanos. Como si Estados Unidos, frente a un mercado interno creciente y una estética cambiante, decidiera apoyar a la segunda minoría en EU (47 millones de hispanos) entre los cuáles 30,7 millones son de origen mexicano.

    Este año, después de la pandemia y el incidente Will Smith (2022), el ganador en la categoría de Película animada es un mexicano radicado en EU, Guillermo del Toro, con la película Pinocho. Junto a él, Daniel Kwan, un americano de origen asiático, y Daniel Scheinert como directores y guionistas de la Mejor película del 2023, con Everything Everywhere All at Once, EEAO

Si los hispanos son la segunda minoría, después de los afrodescendientes, los asiáticos se consideran la tercera minoría (13.4 millones). De origen múltiple, los americanos de origen chino conservan su lazos con la China continental, pero también con Singapur, Taiwan y Hong Kong, los bancos del Pacífico. Más allá, de las islas, Corea del sur también forma parte de los cuatro dragones del sureste asiático y, hoy, sus industrias culturales están bendecidas por Hollywood. Lo confirmó en el 2019 la premiación inusual a la película de Bong Joon-ho, Parásitos. Esta minoría, con lealtades divididas y muchas veces rica —como lo demuestra la comedia romántica Crazy Rich Asians, 2018— será el próximo puente o muro para las negociaciones futuras de EU con China.


Ke Huy Quan y Michelle Yeoh


   



Estos premios no sólo hablan de las minorías hispanas y asiáticas, también revelan el desplazamiento de la llamada primera minoría racial en Estados Unidos, los afrodescendientes. El racismo en EU hacia las poblaciones de piel negra es de tal magnitud que los censos no incluyen los diversos orígenes —África es enorme. Los 37,6 millones de seres humanos de piel negra se les clasifica con un origen común "esclavo", no difieren, por ejemplo, de las recientes migraciones nigerianas o haitianas.  Lo cierto, es que después del 2009, con la presidencia de Obama y Morgan Freeman interpretando al dios de los monoteístas (2007), los afroamericanos creyeron en la posibilidad de un cambio en el imaginario y una mayor integración en la sociedad. Por lo menos así lo creyó el éxito de Childish Gambino y su video This is America (2018).

    La industria mediática, sin embargo, decidió que era mejor darle poder a los latinoamericanos —Sofía Vergara, Alfonso Cuarón, Del Toro, González Iñarritu por sólo nombrar algunos— y ahora a los asiáticos, que a los negros. El incidente Will Smith, y su posterior difusión, reactivó en el imaginario a el negro salvaje e incontrolable.

    En cuanto a la película EEAO, primero pensé que era una linda película que hablaba, en términos de la comedia del absurdo, del ciudadano común convertido en super héroe que al vencer obstáculos reintegra su ética. Un discurso muy repetido en la TV de paga coreana (El juego del calamar, Las hermanas...). Después pensé que era una gran metáfora de lo que algunas tradiciones (sufíes, hindués, budistas y precristianos), llaman "la integración humana": al encontrarte encuentras a los demás más allá de la ilusión-maya del mundo. Esta idea de la redención personal -lo que los antiguos llamaban la recuperar la integridad humana, el Yo sin época ni contexto- es tendencia en los medios coreanos. Suelen ser variantes de El Viaje al Oeste del Rey mono, muy presentes en el anime (Dragon Ball, Inushaya...).

  Frente al fin de las grandes utopías, de raigambre mesiánica, que se esfumaron a finales de los 70, y frente a la decadencia de la narrativa occidental tradicional, donde el bien se enfrenta al mal en términos de amor o de venganza; los japoneses y coreanos reviven elementos chamánicos o shintoístas —censurados en Japón por EU después de la Guerra del Pacífico—y conceptos budistas en sus mangas, animes y películas. En todos los formatos relatan historias donde recuperar la integridad, después de muchas batallas, es una forma de la renuncia a las ambiciones comunes o al Dharma, el deber social.

    Finalmente, al enterarme que Jackie Chan rechazó el protagónico y que los Daniels, como les dicen a los directores, tuvieron que reescribir el guión, entendí porque lloré al ver EEAO y, sobre todo, las razones que le dieron el Oscar a la mejor película. Si el héroe hubiera sido un hombre, la película no hubiera sido transgresora. Por ello, es entendible que a cierto tipo de hombres —que no leen manga ni ven anime—, acostumbrados a los relatos épicos de héroes blancos (heteronormativos, monoteístas, ilustrados, con capacidad para tener o recuperar la propiedad privada) no les haya gustado la película. Se necesita un gusto por los nuevos paradigmas provenientes del imaginario asiático (hindú-budista), difundidos por el anime y la cultura asiática pop, y aceptar que las mujeres han cambiado la agenda mundial.

    De hecho, esta producción independiente, que hizo los efectos especiales en pandemia casi de manera artesanal, habla de una generación de mujeres, como la mía, que a pesar de romper con los mandatos sociales, impuestos por la generación de los babyboomers, sigue esperando la aprobación del padre o la autoridad. 

    Estas madres, —como la protagonista Michelle Yeoh en el papel de Evelyn, centro de familia y dueña de una lavandería con problemas con el fisco—, han criado a hijas, sin darse cuenta, que han ido más allá de ellas sin miedo, estableciendo nuevas normativas y formas de vida. Por ejemplo, Stephanie Hsu, en el papel de la hija Joy Wang, vive con su pareja mujer, mitad mexicana, que desea presentarle al abuelo en la fiesta de aniversario de la lavandería, "independientemente de lo que él pueda pensar". Es una joven inchantajeable por las normas patriarcales heredadas. 

En su papel de la diosa Jobu Tupaki, la hija le muestra a la madre un círculo donde todas las posibilidades humanas se encuentran: la guerrera, la lesbiana y la piedra que todos llevamos dentro. Huelga decir, que esa escena de las piedras, las que considero nuestras hermanas, es para mí, una de las más entrañables. En el silencio y el paisaje, la madre piedra sigue a la hija por el barranco, sin miedo. 

    La película alude al viejo adagio budista que dicta que todos los mundos pueden coexistir y coexisten, al mismo tiempo, en un sólo y pequeño lugar; Borges lo llamaba El Aleph, los hindúes Maya. Esta idea, pregonada por sabios y profetas, revela que no hay verdad en lo social, sólo época y mandatos cambiantes.

    Estas hijas, y su generación, no sólo han puesto al feminismo en la palestra, también están proponiendo otras formas de convivencia, muchas veces entre mujeres, más solidaria y menos individualista. Como el grito colectivo y morado que se escuchó este #8M en la ciudad de México. Para poder entender a su hija, la madre se convierte en superhéroa. Reintegra, en una narrativa de manga o anime, sus fragmentos, deseos de lo que quiso ser y no fue, y redescubre que la gentileza también es un arma (el talento de su marido) y a su hija como una diosa creadora de mundos y sanadora. Para entender este punto, vale la pena comparar a los superhéroes varones y la diferencia con las héroas femeninas, para muestra esta Imagen.


Tom cruise en Top Gun: Maverick, 2022, propone un relato líneal y épico de héroe blanco competitivo, a diferencia de Evelyn, el personaje de EEAO


    Sin embargo, debo decir que disfruté, como espectáculo, más la mítica RRR (2022). La película de S. S. Rajamouli, el director del sur de la India, propone el regreso de los grandes relatos míticos,
drávida e hindú, y los reintegra al relato político-histórico de la India: el actor Ram Charan termina convertido en Siva; todo con bailes y canciones. A diferencia de occidente que presume sus mitologías como hechos históricos, Asia entiende que los relatos son ficción que alimentan imaginarios y hablan de lo ininteligible. Pero el gusto, ya sabemos es subjetivo. En cuanto a Pinocho, personalmente a mí, no me gustó. Me pareció una óptica autocomplaciente y un discurso de posguerra técnicamente impecable. En cuanto a la película Argentina 1985, a pesar de la cara de Darín, Hollywood no iba a premiar, en este momento de fragilidad y cambio, una película que abiertamente dice que la dictadura militar estuvo apoyada y financiada por los EU. ¿Cómo insinuar que hoy la inflación en Argentina tiene sus causas en decisiones de Wall Street y la geopolítica de EU que quiere adueñarse del agua y los recursos del sur de la región y la triple frontera?

Lo indudable es que los imaginarios cambian y los medios de comunicación, al servicio del capitalismo, indican el camino que se va construyendo. Por ahora olvidemos un instante la realidad y festejemos el Oscar de EEAO y las posibilidades cambiantes que se abren.
ZM

 


 


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