domingo, 7 de marzo de 2021

Rituales del caos: 3. Mecanismos del cosmos: Crónica para tres palimpsestos

Con cantos se dibuja la noche
con trabajos los días
como sombra y luz que se embrolla y se anuda
                las noches y el día
El tiempo los va borrando
Somos piedras dispersas de una ciudad que fue
                ruinas de una urbe anterior borrada artificialmente
Los hilos tienen sabor metálico
Los colores también
 
Somos la pintura de un jardín bíblico
              sobre un Tlalocan en un valle sagrado
Ambos se irán desfigurando
Como lenguas
              iremos desapareciendo de una en uno, los seres
Mudos, nos conformaremos con el cielo y las estrellas

En la ciudad sin nombre
              palimpsesto mineral y orgánico
no hay estrellas, tampoco noche
 
: Zyanya Mariana
(Fragmento del libro Tránsitos)


 

Tlahualila frente a Diosa que canta, 2018,

Acrílico s/lienzo (180 x 220 cm)




Exposición Mecanismos del cosmos  

de la artista plástica Sofía Echeverri

—que a pesar de los semáforos y las pandemias— se expone actualmente en la Sala Salvador Novo del Museo de la Ciudad de México.

 

 

 

CRÓNICA PARA TRES PALIMPSESTOS de

MECANISMOS DEL COSMOS

 

La palabra palimpsesto se refiere a los manuscritos medievales utilizados varias veces por los monjes; a falta de papel sobre el viejo pergamino usado se volvía a escribir. En ese sentido, se puede decir que Mecanismos del cosmos, se conforma de tres palimpsestos: "Rituales funerarios", "Arqueología secreta" y "Señoras del saber".

            A la usanza de los palimpsestos, Echeverri pinta, sobre el sistema de representación actual, vinculado al Estado moderno, una nueva interpretación de los ritos, los oficios y los saberes; lo hace con una propuesta estética de mise en abyme donde el detalle colorido, que incluso sale del bastidor, perturba en lo micro lo que la obra perturba en el imaginario patriarcal contemporáneo.

            En efecto, las geometrías o flujos de color dibujados por la artista irrumpen y rompen el tejido de los grises en el lienzo, convocando un otro imaginario, un otro fértil pero aún cambiante. Por ello, aunque se suele calificar de "feminista" la estética de Echeverri, que de muchas manera lo es, he preferido decantarme por un término más técnico como lo es el de Palimpsesto para acercarme a la complejidad de su poética. 

           Muchas son las razones, las que más me pesan son contextuales: ante la incertidumbre que ha evidenciado la pandemia —quizás el anuncio de un Renacimiento con mayúscula, de un nuevo paradigma hacia la androginia—, no olvido que múltiples son los feminismos, infinitos los contextos de las mujeres y polisémica la palabra "feminista".

 

Sacrificio, 2019

Acrílico s/lienzo (180 x 220 cm)




Palimpsesto 1: "Rituales funerarios" (2018-2020)

Cuando las diosas madres fueron cayendo (un proceso largo que duró posiblemente más de 2000 años) y los dioses poderosos se empezaron a representar como varones, los chamanes y los sacerdotes tomaron el lugar de las sacerdotisas. Aunque en Roma, en Grecia y sobre todo en Mesopotamia hubo sacerdotisas, la realidad es que el patriarcado fue excluyendo a las mujeres del ejercicio sagrado; para el 500 a.n.E lo simbólico se institucionalizó como coto exclusivo de los varones en las narraciones teológicas semitas, griegas y jurídicas. Es decir, durante los últimos 2500 años, en épocas de pandemia y crisis como la que vivimos actualmente, las sociedades han buscado refugio y protección en los ritos sagrados reservados a los varones. De ahí, la insurrección que implica una chamana descalza (Secreta revelación o la diabla descalza, 2018); una maga vestida con un traje ritual de huesos (Maga con capa de huesos, 2019) o una Tlahualila que en vez de bailar la "Danza de la conquista" canta con la diosa (Tlahualila frente a Diosa que canta, 2018) y al cantar convoca mundos.

            Sin embargo, la exposición que inicia con la pintura Sacrificio (2019) complejiza la reescritura. En ella se ve a un bisonte con gesto devoto rodeado de un mar turbulento, adverso. El mar, figura de lo femenino y la muerte, lo reclama casi bramando, pero el bisonte en cuclillas no se conmueve, permanece inmóvil frente al tótem vestido de telas.

            La imagen del bisonte, endémico de estas tierras, y casi exterminado por los colonizadores protestantes y los cazadores modernos, fisura el imaginario del tren que recorre las planicies anunciando el progreso. De alguna manera Echeverri, con esta serie, no sólo incluye a las mujeres en el ejercicio de lo sagrado, también a los varones y animales marginados por la colonización y el Estado moderno. Como si nos dijera con su pintura que uno ha sido el centro, el varón blanco europeo monoteísta, heteronormativo, colonizador y con propiedad privada, pero muchos son los márgenes, los seres, las periferias y lo sagrado.

 

 

Adivinadora, 2019

Acrílilico s/ lienzo (50 x 40 cm, con intervención 100 x 90 cm)


 

Palimpsesto 2: "Arqueología secreta" (2020)

A diferencia de las creencias, o de los sistemas de representación, que nos permiten decodificar culturalmente lo que nos rodea; y a diferencia del conocimiento, hijo del tiempo, que va de la piel a la consciencia; los saberes organizan la materia. Es lo que los griegos llamaban tekné y oponían a la praxis, a la acción. En el mundo simbólico, el saber se proyecta como ritos que erigen lo inexistente. Los sabedores lo repiten, y al repetirlo como rezo, lo llenan de los por qués necesarios para transformar las fuerzas de lo natural en artificios y darle sentido a la existencia humana.

            Aunque las mujeres han detentado los saberes invisibilizados de la crianza, el alimento y el vestido, los saberes vinculados al poder y su ejercicio han sido tradicionalmente reservados para los varones. Son ellos quienes conocen los secretos técnicos de la milpa (semillas, fertilidad); del calendario que descifra los cielos y favorece la lluvia (universo, luz y sombra); de las fuerzas corporales y terrenales que nos recorren (salud, protección); del culto a los ancestros que regeneran la vida (profundidad, linajes); de los mitos cosmogónicos que se recitan y fortalecen a la comunidad (origen, sangre e identidad). 

            Hay que anotar, empero, que estos últimos dos siglos, con el advenimiento del mundo industrial, los saberes mujeriles han sido extirpados del mundo femenino para convertirlos en trabajos masculinos remunerados. Pienso cocinar para la tribu que devino en chef; pienso hacer o arreglar ropa para los hijos que hoy controlan sastres, modistos, diseñadores de alta costura y una industria de la moda; pienso en hierbas y en hierberas que se han transformado en boticarios, químicos, médicos y una industria farmaceútica voraz; pienso en el oficio de las parteras hoy vilipendiadas por ginecólogos y una cultura obstetricia misógina que violenta el cuerpo de la mujer, particularmente en México líder en cesáreas. Esta extracción de saberes, paralela al extractivismo minero, ha delegado a la mujer, a sus saberes y a la tierra a meros objetos utilitarios que pueden destruirse si es necesario para acumular capital y generar ganancia.

            Por eso, esta segunda serie que convierte en Consejera (2019), a una "mujer con manos unidas al frente"; que unge como Adivinadora (2019) a una "figura humana con tocado" y otorga el antiguo oficio de Aguadora (2019) a una "mujer cargando una vasija", implica también un palimpsesto pero doble, pues no sólo  invierte el proceso de invisibilización que han experimentado las mujeres sino que va más allá. Echeverri  reconfigura los gestos de las mujeres al otorgarles oficios —una herejía a la historia y a la curaduría patriarcal de un museo—, y cuestiona la vocación colonial y de saqueo que funda los museos imperiales. Herejía entre herejías! cuestionar al Museo de Nueva York y su idea de civilización y "Destino manifiesto".

 

 

Aguadora, 2019

Acrlilico s/ lienzo (50 x 40 cm, con intervención 100 x 90 cm)

 
 

Señoras del saber, 2020

Instalación sonora


  

Palimpsesto 3: "Señoras del saber" (2019-2020)

Finalmente, el tercer palimpsesto es una instalación sonora que conserva la poética de la artista pero desde otra materialidad. En calidad de chamana convocante Sofía Echeverri encarna con pedazos de su ropa, cerámica, plumas y objetos varios a las señoras del saber; una alegoría de los 10 feminicidios diarios antes de la Covid19 pero que sabemos se han incrementado con el "Quédate en casa", medida para mitificar la expansión del virus. Incremento que no sólo se ha evidenciado en México sino en el mundo, por ejemplo con el aumento de suicidios entre mujeres en Japón.

            Escribo "chamana convocante en época de crisis" comparando la instalación de Echeverri a un inusitado ritual que se registró en 1971 en el pueblo otomí de San Lorenzo Achiotepec. Dada la excepcional sequía, las tradicionales figuras antropomorfas, recortadas en papel amate para pedir la lluvia, se materializaron en muñecos de tela vestidos con los elementos fundamentales del universo. Representaban las fuerzas de la noche, deidades encargadas de la lluvia, y estaban acompañados de los señores del maíz, del chile, del frijol y de las plantas cultivadas.      
                
Esta ceremonia precristiana, organizada por un chamán otomí, es paralela a la que convoca Sofía Echeverri con sus diez Señoras del saber. Las muñecas colocadas en círculo, cual morada sagrada, invocan en 10 lenguas originarias de México —náhuatl, tlapaneco, mazateco, chinanteco, zapoteco, mixteco, mixe, tzeltal, tzotzil y maya—, 
la disolución de la estructura patriarcal hermanada con el Estado nacional y sus instituciones.  Las 10 lenguas periféricas repiten en prosa, cual rezo o mantra, la canción chilena del colectivo Lastesis que se hizo viral en el mundo:  "El patriarcado es un juez/ que nos juzga por nacer/ y nuestro castigo/ es la violencia que no ves (...) Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía/ (...) El violador eres tú (...) El Estado opresor es un macho violador.

            Las lenguas periféricas han estado fuera de la estructura nacional de los Estados modernos, así como las mujeres hemos estado fuera del monopolio simbólico que organiza a la sociedad moderna. Al usar las lenguas originarias, Echeverri alude no sólo a la usurpación de saberes que ha hecho la cultura patriarcal con las mujeres y que señala en su serie "arqueología secreta"; sino a la usurpación de saberes que han hecho las Metrópolis occidentales —como España, Portugal, Francia, Inglaterra y recientemente los E.U.—, vía el colonialismo a los países mal llamados en desarrollo pero ricos en materias primas y saberes como América Latina. 

               Se podría decir más de este mundo micro que perturba lo macro, de estos colores saliendo del bastidor y apropiándose de la pared, de estas mujeres retomando los oficios usurpados, de estas lenguas recuperando el espacio sonoro negado, de esta organización social llamada Estado nación que se cree laico e inclusivo cuando en realidad es cristiano y excluyente de toda otredad... prefiero por ahora dejarlo aquí y complementarlo con los videos siguientes...

 

Zyanya Mariana

Marzo 7 y 2021, Año II de la pandemia

(Crónica para Sofía, para mi, para el #8M y el #9M y para las madres que buscan a sus desaparecidos) 



Sofía Echeverri (SNCA) "Mecanismo del cosmos"



Charla exposición: Mecanismo del Cosmos,
Sofía Echeverri, Artista Visual



#ContigoEnLaDistancia: Sofía Echeverri
(Sistema Nacional de Creadores de...
 
 
 
Mecanismo del cosmos y la ritualidad femenina

 

 

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