lunes, 7 de enero de 2019

Solsticio 2008



Adoración de los Reyes, 1568-1569
El Greco (1541-1614)


Ayer mi hija me preguntó que cómo iban a venir los Reyes magos a la casa si yo no era católica. Me lo preguntó por teléfono mientras yo la extrañaba, como cada año en estas fechas. Le respondí que no se necesitaba ser católico par recibir los regalos de Jesús o de los Reyes.  Que Jesús no era sólo un niño de la tradición católica sino el niño lleno de esperanza que llevamos dentro; una esperanza que renace ciclo tras ciclo.  Que los Reyes magos eran la magia que todos teníamos dentro; magia para transformar las cosas: los alimentos en comida, la tierra en casas, el cielo en techo y  las heridas en arte. Magia que cuando la utilizamos nos hace poderosos y soberbios, sin sentido. Le dije también que cuando la magia se arrodilla frente a la esperanza podemos transformarnos a nosotros mismos, como si fuéramos dioses.  
         Se lo dije lentamente y con otras palabras, palabras para niña, pero para mí eso significa la navidad. Recordar que podemos transformar y transformarnos, a pesar de las muertes, de los desamores y de las tantísimas soledades de todos los días, siempre hay nacimientos, encuentros y esperanzas.
Gracias a todos ustedes, a todos los encuentros a lo largo de mi vida... los que he sabido ver y los que he sido ciega, los que he sabido amar y los que he olvidado, los que no he amado suficiente y a los que he herido consciente o inconscientemente.  A todos les agradezco las esperanzas que me han regalado.
Felices fiestas de solsticio y venturoso nuevo ciclo
Que los dioses nos sean propicios
Un enero y 2009

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