lunes, 3 de diciembre de 2018

Cine: Roma Alfonso Cuarón







Roma
Alfonso Cuarón
México 2018



A María Elena, 
porque sin su presencia y las labores que realiza en mi casa, yo no podría escribir esta nota, ni ninguna otra.



La última película de Cuarón, Roma, recientemente premiada con el León de oro en el Festival de Venecia, no es una historia tradicional con cabeza, cuerpo y cola, sino una serie de bellísimas viñetas en blanco y negro que recuerdan La dolce vita de Fedérico Fellini (1960), umbral del cine neorealista italiano. Si Fellini, siguiendo los pasos de Marcelo (Mastroianni), un mujeriego con sueños de escritor, reconstruye por episodios, un día en la vida de Roma, la capital italiana; Cuarón recrea su propia Roma, un año en la vida de una familia de clase media urbana mexicana, a partir de viñetas alrededor de Cleo; una Yalitzia Aparicio que interpreta a una empleada doméstica venida de la mixteca. No es un año cualquiera el que sucede en Roma, sino aquel que va de la primavera de 1970 al verano de 1971.



En esta tercera película mexicana, filmada 27 años después de su debut como director con la película Sólo con tu pareja y 18 años después de su éxito Y tu mamá también, al premiado cineasta (Oscar por Gravity 2013), no le interesa profundizar ni en el temblor de abril de 1970 ni en la matanza del jueves de Corpus; cuando un grupo de paramilitares, conocido como los Halcones y creados por Echeverría pocos años antes (1966 o 1968), reprimió y mató a universitarios en una manifestación estudiantil. Tampoco le interesa ahondar en  los diálogos, ni en los personajes, ni siquiera en las tres protagonistas femeninas Cleo, Adela (Nancy García García) y la señora Sofía (Marina de Tavira), pues la película es una serie de gestos poéticos, de recuerdos infantiles, de memoriosas imágenes de un México que aparentemente se fue y, sin embargo, no ha cambiado nada. De ahí, que no concluya como una historia clásica sino como un continuum donde los aviones y la modernidad siguen pasando sobre los patios, llenos de cacá de perro, que mujeres anónimas siguen limpiando.



A pesar de una aparente falta de profundidad en los diálogos, de presencia de arquetipos en vez de personajes, y de un ritmo lento, la película es un poema en movimiento, lleno de símbolos, de metáforas, de verdades acalladas. Carece de palabras pero revela tanto la educación fílmica del autor el neorrealismo italiano que no usaba actores profesionales sino gente común, no sólo aparece en la escena del embotellamiento antes de llegar al halconazo como en 8 y medio 1963, sino en ese mar último, vasto silencioso y baustimal que recuerda el final de La strada 1954, ambas de Fellini, así como fragmentos de películas estrenadas en el México de su infancia (2001:Odisea del espacio de Kubrick, 1968) y programas televisivos (Siempre en domingo presentando a Zovek jalando un carro, el mismo personaje disfrazado que entrena a los halcones); mezclado todo con estructuras sociales ignominiosas. Pienso en la secuencia donde el padre estaciona con esmero, música de concierto de fondo, un Ford galaxie en la cochera mientras la familia lo observa con respeto; y aquellas donde la joven Cleo “ayuda” al patrón con sus maletas o carga el equipaje de la familia entera de vacaciones en la playa. Si la primera escena revela el culto al coche que se tiene en la sociedad mexicana, particularmente los hombres, porque representa el poder del patriarca sobre la familia —tener un coche te convierte en señor—; la segunda habla de la opresión que las clases pudientes ejercen sobre los empleados. Sin embargo, ninguna secuencia tan reveladora como aquella donde una abuela “patrona buena gente”, lleva a la empleada doméstica embarazada a comprar una cuna y posteriormente al hospital público, donde se descubre que ignora los datos más elementales de esa mujer que cuida de sus nietos.





Insisto, no estamos frente a personajes sino arquetipos: la abuela, vieja matrona, de cuerpo torpe; la señora de la casa que sufre; “las muchachas” que aman y sirven de manera incondicional; el marido que se va con una mujer joven; el chofer que solícito abre la puerta del coche; los sirvientes que festejan, entre mezcales y bailes populares, el año nuevo en el submundo al que se llega bajando unas escaleras rulfianas, mientras la clase alta baila con fatuidad los ritmos de moda; los extranjeros liberados y modernos; el terrateniente y su gusto por las armas y la caza; el porro lleno de carencias y voluntad de salir adelante al costo que sea; el músico pobre, greñudo, marihuano y buena gente.



Empero, estos arquetipos son suficientes para entender la triste realidad política y social del México que plasma la película: un PRI mexiquense que inició un linaje de corrupción con el maestro Hank González (un abandonado y pobre Estado de México al que llega Cleo buscando al novio), y se perpetuó hasta la presidencia de Peña Nieto, o una “guerra sucia” que inicia con los desamparados convertidos en paramilitares (jóvenes disciplinados vía las artes marciales) y continúa hoy con jóvenes convertidos en policías o militares involucrados en la desaparición y muerte de otros jóvenes. Peor aún, las bellísimas escenas poéticas, con gran maestría y técnica por parte de Cuarón, son suficientes para avergonzarse de las estructuras sociales y económicas, entre ricos blancos y pobres morenos, que permean todo el país y se sintetizan en el gesto amoroso y silencioso de Cleo arriesgando su vida para salvar la vida de sus patrones chiquitos. 



Una pequeña joya de la cinematografía, que nos recuerda que el cine mexicano no sólo es capaz de retratar el mundo del narco o la comedia amorosa, sino que puede expresar cosas trascendentales e incluso generar semillas de cambio y consciencia. Una pena que las grandes cadenas mexicanas de cine, cinépolis y la muda cinemex, le hayan dado la espalda al oficio y la cara a los intereses corporativos. 


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2 comentarios:

  1. Muy buena visión, Zyanya. Reflejas la parte poética de la película Roma. La historia del papel de una trabajadora con una familia pequeñoburguesa mexicana en los 70's. Felicidades!!!

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