miércoles, 25 de julio de 2018

5.-Nuevas voces Narrativas, Alejandro Peralta

 

TE rEcuerdo Aurora,

ALEJANDRO PERALTA





Lo recuerdo sentado en una esquina, sin ocupar espacio a pesar de su cuerpo grande y delgado. Suave al andar, se agachaba con delicadeza para hablar con sus pequeños interlocutores, yo entre ellos.  Era un alumno meticuloso, ponía atención y siempre pedía la palabra para precisar algún dato.  Nunca habló de más, era como si encarnara el dicho: hablar vale plata callar vale oro. En aquel entonces ignoraba que le gustaba la música del cantaautor chileno Victor Jara y que en honor a él escribiría este breve cuento lleno de cosas simples y bellas.
Les presento a Alejandro Peralta...
 *



TE RECUERDO AURORA


A Jara siempre le habían parecido irritables los sonidos del día, por lo que todas las noches se iba al parque, al lugar más lejano, a mirar el cielo y soñar con volar.

La noche del 23 de octubre, de esas que los amantes y los ladrones agradecen, Jara se dirigió a su lugar en el parque, esperando que los pájaros se desvelaran junto a él. Cuando iba llegando escuchó algo extraño, supuso que eran otra vez esos jóvenes calenturientos que siempre le arruinaban sus noches, pero al acercarse vio en el cielo a los pájaros volando y entre ellos, una mujer. Cuando se dio cuenta de esto, Jara retrocedió un poco, pero enseguida recordó las maravillas que le había dicho su amigo Girondo de las mujeres que volaban.

Jara se movió lentamente hacia donde estaba la mujer y con un miedo evidente la saludó, ella bajó de su cielo y se presentó con el nombre de Aurora. Le dijo que ya lo conocía, que era igual a ella y que durante todo ese tiempo se había escondido entre los árboles a observar en sus ojos sus mismos ojos.

La realidad de la soledad se había convertido en el sueño de la compañía para ambos. Jara reconoció algo que no había sentido en mucho tiempo, algo que reflejaba la risa de Aurora como una sonrisa en su rostro. Ambos sentían que llevaban años de conocerse, como si en su soledad hubieran aprendido a amarse a sí mismos y a amar al otro.

Aurora lo agarró de las manos y comenzaron a volar; Jara vio cómo, a lo lejos, se iban perdiendo los autos, los edificios, las oficinas y, sin darse cuenta, él se encontraba volando solo, pensando que es difícil encontrar a una mujer que vuele, pero es más difícil encontrar a una mujer que te enseñe a volar.





* Alejandro Peralta, por el mismo: Estudiante de la Licenciatura de Comunicación en la Universidad Ibeoramericana. Cofunddaor y ex-colaborador  de Metascopios (página y revista de cultura en la ciudad de Pachuca), colaboró en Effetá.info (página de noticias y opinión en Pachuca).
Poeta de clóset y lector empedernido. Siempre buscando nuevas obsesiones.



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1 comentario:

  1. simplemente maravilloso, lo que escribió Alejandro te hace volar a muchos rincones olvidados.
    Felicidades, llegarás muy lejos

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