Dice mi madre que para conquistarla se necesita desear el tesoro, encontrar la cueva,
matar al dragón, y regalarle un platón de xoconostles.
Dice que por eso se enamoró de Rilke.
Dice que por eso se enamoró de Rilke.
Cual héroe, Rilke aún siendo un niño, se internó en el bosque negro,
descubrió la cueva donde mi madre anidaba; mató lentamente al dragón,
escama por escama, palabra por palabra y, antes de que el monstruo muriera,
le regaló un platón con abundantes corazones de espinas blancas.
Antes y después, otros intentaron conquistarla.
Hombres de piel obscura, conquistadores barbados venidos de tierras lejanas.
Todos encontraron la cueva pero ninguno pudo matar al dragón.
Nadie traía, entre espadas y celulares, un platón de xoconostles.
Zyanya Mariana
Muy diferente fue la presentación de Bollitos y cuentos para una niña en Pan y Circo,
todo un ágape con jolgorio en el barrio de moda de la ciudad de México,
la Roma, que la presentación este 21 de marzo en la Universidad
Iberoamericana, de cáracter más académico. Ambas presentaciones me son entrañables por diferentes motivos y, de alguna manera, ambas me conforman.
Aquí,
les dejo el video de la presentación, idea del académico, gran melómano y también presentador el
maestro Héctor Hugo Rojas Hormigo y el texto presentado por la dra. Luz María Becerra.
Presentación de la dra. Luz María Becerra
Hacia dónde vas…
se como el pez inteligente
El conjunto de Cuentos y bollitos para una niña ( 2016) de la escritora Zyanya
Mariana fue merecedor de una mención del premio Dolores Castro, Aguascalientes
2013. Las 32 fábulas de este volumen están contadas con un estilo dulce y deleitoso para disfrutarse
bajo la propuesta de: “bollitos”.
La
escritura de Cuentos y bollitos para una
niña posee un registro oral que apunta en dirección hacia la línea materna cuya
representación alude a temas en el campo de los mitos y ritos- entre otros en
los de iniciación- en este sentido, quiero hacer visible las varias
reescrituras convergentes en los cuentos y bollitos que hoy tengo el gusto de presentar.
La
huella de la voz es lo que da el paso de lo oral a lo escrito en las variadas anécdotas
que desde la oralidad se construyen. Los diferentes títulos recuerdan a los
ejemplos del libro: El conde Lucanor de
Don Juan Manuel (siglo XVI). Sin embargo,
no se debe olvidar la intención de los
“bollitos” la cual es la recuperación del espacio de la memoria desde
la oralidad y la tradición como fuente principal de estos cuentos.
La
estructura externa expone una propuesta que ocasiona a pensar en esa recuperación
de la memoria, es decir, la tradición y la
herencia de las abuelas, a las hijas y a su vez de ellas, a sus hijas. Por eso,
la forma es literalmente bajo los títulos de “entrega”; sigue una sucesión
numérica que expresa orden y está expuesta con números ordinales escritos con
letras. Doy solo algunos ejemplos, y me brinco el orden: “Primera entrega, Del
ogro y otras vergüenzas”; “Décima entrega, De revoluciones y palabras”; “Décima
cuarta entrega, de la infancia y otras sabidurías”; “Vigésima entrega, De los
alimentos y otras heridas”; y cierra el texto con la “Trigésima segunda
entrega, De peces y terruños”.
Cada
una de las entregas desde la primera hasta la última inician con: “Dice mi
madre… o bien, cuenta mi madre… Lo cual es un acierto para la importancia de
preservar y fortalecer la oralidad y por lo tanto una palabra viva. Así que
desde la voz de la madre de la narradora se evoca la memoria de las palabras
que a su vez la hija escribe dando lugar al eco de otras voces en torno a la palabra. Para ilustrar lo
anterior, me sirve de ejemplo la “Décima tercera entrega” intitulada: “De las
palabras y otros vientos”, en la cual se recrea lo volátil de las palabras, las
palabras siempre son prestadas, dice la narradora desde lo que le dice su
madre, que a mi parecer demuestra, otro de los variados registros de la fuente
de oralidad, tradición de boca en boca,
el de atrapar el contenido de la lengua materna y el de la cultura a través de
la escritura.
Las
mil y una entregas de Zyanya Mariana conforman un corpus también de tradición literaria del arte de contar pues no es de balde que la narradora como
sucesora de la transmisión de ese saber, constate que su madre es una gran
lectora, ejemplo claro es cuando narra lo que su madre dice en la “Sexta
entrega” bajo el asunto “De xoconostles y dragones”:
Dice
mi madre que para conquistarla se necesita desear el tesoro, encontrar la cueva, matar al dragón, y regalarle un
platón de xoconostles. Dice que por eso se
enamoró de Rilke. Cual héroe, Rilke aún siendo un niño, se internó en el bosque negro, descubrió donde mi madre
anidaba; mató lentamente al dragón, escama
por escama, palabra por palabra y antes del que el monstruo muriera, le regaló un platón con abundantes
corazones de espinas blancas. Antes y después
otros intentaron conquistarla. Hombres de piel oscura, conquistadores barbados venidos de tierras lejanas.
Todos encontraron la cueva pero ninguno pudo
matar al dragón. Nadie traía, entre espadas y celulares, un platón de xoconostles.
Esta breve narración nos inscribe en la
relación no solo de la tradición clásica de la escritura y la sobre escritura
sino en la fuente de lo fantástico y lo mítico-poético. El juego del héroe no
como príncipe sino como poeta y la reflexión del origen de la poesía. La
diferencia está en la marca oral del que surge la entrega del platón de
corazones con abundantes espinas, imagen recreada de la memoria cultural que nos
remite a uno y otro origen: el de la palabra oral y el de la impresa. Además, a
repensar los instrumentos de transmisión desde las actuales tecnologías, el
proceso de conquista desde las espadas
hasta los celulares. Quizá se ha perdido
el origen.
Al mismo tiempo, nos regresa a un
entendimiento de la palabra como unidad de sentido, el centro mismo del ritmo
de nuestra vida con la figura simbólica del corazón y de una lengua materna
viva expresada con la palabra xoconostle y que entroniza a la cultura mexicana.
Entonces
pensamos la oralidad en relación también al sonido, y en lo particular, a mi me
despertó el interés por el lenguaje oral de aquellas culturas orales que
coexisten con el de la cultura escrita y en la pluralidad de cosmovisiones
configuradas por diferentes tradiciones bajo la figura de la madre con ese
canto poético como fuente de saber.
La
colección de Cuentos y bollitos para una
niña también alude al tiempo de la memoria del pasado que se evoca
nostálgicamente. En la “Quinta entrega De nostalgia y otros absolutos” se
representa ese tiempo de la memoria y se recrea desde mi punto de vista con la
imagen del recuerdo guardado en el semicírculo de la oreja.
De
nuevo estos cuentos o bollitos remiten a
la fábula del origen, a los dioses y al entramado de lo infinito y lo presente,
al recuerdo y a los cuentos con un registro de cercana lejanía. Asimismo a los
cuentos populares y tradicionales.
Las
32 entregas son contadas desde la perspectiva de mantener una comunicación o
trasmisión de todo aquello que es significativo entre generaciones. En este
sentido desde el título del libro Cuentos
y bollitos para una niña, se subraya el género femenino y como dice la
contraportada acertadamente “nos conecta con su autora” Zyanya Mariana cuyo
talento para tejer cada entrega está puesto todo el gesto de la importancia de
la crianza envuelta en abrazos y diluidos en la colectividad.
Por
eso se oye el eco asombrosamente de aquella narradora oral, Schahrazada cuyas
historias salvaron su vida y la de todas las mujeres del reino. Por eso la
importancia de lo didáctico de contar desde la aportación de la memoria.
Ahora
bien, el libro de cuentos escrito por Zyanya Mariana se inscribe en el concepto
de tradición oral y éste se define según
Baquero Goyanes desde la etimología de la palabra contar : “Cuento es un posverbal de contar, forma procedente de computare, cuyo genuino significado es contar
en el sentido numérico. Del enumerar objetos pásese por traslación metafórica
al reseñar y describir acontecimientos”
Para
finalizar quiero apuntar que los Cuentos
y bollitos para una niña,
revitalizan el cuento de tradición oral y Zyanya Mariana los literaturiza con
temas propios, actualiza espacios atemporales, les confiere un nuevo orden en
la creación de un universo propio y redefine aspectos de lo maravilloso desde
lo lúdico. No obstante recrea y nos
acerca a una
figura de la madre fuerte, enérgica, íntima, sabia, amorosa y con una lucidez
extraordinaria. Asimismo puede advertirnos: “temer a los caracoles cargando la
violencia en espirales” [porque ellos] olvidan que otra lucha se libra detrás
de la cabeza. Otra, muy otra, donde una luz radiante se cierne, y entonces: el
grano y el alimento; el hilo anudado y la carcajada, la trama y el telar junto
a la crianza se tejen y se suceden, amablemente, hasta la vejez”. Es la misma madre que guarda sus abrazos en
una cajita de Olinalá porque ahí caben y al salir parecen vientos para ir subiendo el tono a ráfagas hasta llegar a
tormenta… La pregunta del lector seguro será por qué… los invito a descubrirlo
en esta magnifica colección de cuentos y bollitos. Lo que si puedo adelantarles
es que yo sentí los abrazos y les puedo asegurar que estaban perfumados del
olor de aquella cajita de Olinalá porque a través del contar encontraron un
espacio donde habitar: el texto como mundo.
Luz María Becerra
No hay comentarios:
Publicar un comentario