jueves, 17 de septiembre de 2020

Rituales del caos: 2. La compañía de Daniel Lezama, inauguración agosto 28 y 2020

 Je est un autre.                                                                                                Tant pis pour le bois qui se trouve violon, et Nargue aux inconscients, qui ergotent sur ce qu’ils ignorent tout à fait !

 Yo soy otro.                                                                                                     Tanto peor para la madera que se descubre violín, ¡y mofa contra los inconscientes, que pontifican sobre lo que ignoran por completo! 

Arthur Rimbaud

(Cartas del vidente)




 

  

VIDEO A LA CONFERENCIA

"LEZAMA; UN DESGLOSE ONTOLÓGICO DE LA PINTURA CONTEMPORÁNEA"

 


INAUGURACIÓN

El Museo Morelense de Arte Contemporáneo inauguró el viernes 28 de agosto y 2020, con todas las medidas de seguridad y con un acceso limitado de personas, "La Compañía", exposición del pintor Daniel Lezama. Tanto la obra como la inauguración son umbrales en el contexto de la pandemia del COVID19; tránsitos hacia nuevos paradigmas. Así lo entiende el equipo del MMAC y la apuesta de su curador Guillermo Santamarina Lagunes, pero no están solos. 

 

            Un día antes (27/8), el Museo de Arte Moderno de Nueva York, después de cinco meses de cierre, reabrió sus puertas al público con ciertas restricciones para garantizar el distanciamiento corporal, como sólo permitir el acceso a 100 visitantes por hora. En esta misma lógica del MOMA y del MMAC, el Museo Metropolitano abrirá un día después (29/8) y el 3 de septiembre será el turno del Museo Whitney de Arte estadounidense. Empero, sólo el MMAC, siguiendo la actitud pionera de su curador en jefe, abre su espacio de forma inaugural con una exposición de imágenes sediciosas y alteridades interiores que recuerdan lo expresado por el poeta Rimbaud en Las cartas del vidente (1871): “Yo es otro”. 

 

 



En efecto, los trazos coloridos de Daniel Lezama expresan otredades que perturban; son imágenes de la naturaleza que se mezclan con fragmentos de la historia de la pintura del siglo XX mexicano y el barroco europeo, particularmente los gestos mórbidos de Caravaggio. A esa mezcla de imágenes que podríamos llamar neobarrocas, como definió su tocayo Lezama Lima a La expresión americana (1957), se añaden las sombras propias del autor que se mira a sí mismo, por dentro, al ritmo de diversas temporalidades. Este gesto pictórico de su exclusiva propiedad, es a la vez un alzamiento a la violencia que nos ha constreñido; una fisura del paradigma civilizatorio actual y una propuesta.

 

 


 

 

La exposición inicia con un tríptico conceptual (Conductores I, II Y III, 2016): un adolescente desnudo con herramientas de minero sueña, le cobija una fuerza femenina volcánica surgida de la luz. Del otro lado, una puberta también desnuda yace sobre la tierra, la cobija el totem de un guerrero sin cabeza. La figura sagrada, a diferencia de la femenina, parece un artificio en hierro, una fragua de rayos como la utilizada por el dios griego Hefesto. En medio de ambas fuerzas prístinas, la elemental de la tierra-cosmos y el quehacer creativo, yacen los hacedores duales que recuerdan a la divinidad padre-madre de la mitología mexica: Ometéotl.

 

 


 

Los hacedores en "La compañía" son una dualidad en lo diverso; a veces árboles, a veces cuerpos sin cabeza, que forjan a los seres vivos; los niños, los bosques, los ríos, los animales y por supuesto la sexualidad. Crean y recrean la totalidad que nos rodea; el maya de la religión India; Sanatana-dharma. Sin embargo, lo que nos rodea no está exento de pulsiones, de contradicciones, de deseos y muertes.   Un conjunto de luces y sombras, a veces perturbadoras, plasman un nuevo paradigma civilizatorio sintetizado en la pieza “Crisol” (2018). En ella, los líquidos femeninos y blancuzcos son el origen del mundo; la leche materna, la secreción libidinal, el líquido blanco y chorreante del orgasmo femenino que tanto le gustaba representar al artista japonés Hokusai como cascadas saliendo de cuevas. Para Daniel Lezama, esta vitalidad blanca y femenina no sale de cuevas sino de la fábrica de papel san Rafael, alegoría de la producción industrial y técnica que hoy nos inunda con sus repeticiones infinitas y estéticas sin sentido; el progreso que quiso ser y fracasó... Bienvenidos a Rituales del caos





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