miércoles, 11 de marzo de 2020

Crónica muy personal de un 8 de marzo y 2020; LO QUE PASA EN LA CAMA PASA EN LA PLAZA

Zyanya Mariana
Si matas una cucaracha eres un héroe.
Si matas una hermosa mariposa, eres malo.
La moral tiene criterios estéticos.
Nietzsche






Foto: Santiago Arau



Crónica muy personal de un 8 de marzo y 2020

Estoy decepcionada, lo que debió ser una gran gran marcha se diluyó en el camino. Tuve la sensación de que habían puesto obstáculos y que las mujeres, aún las más organizadas, siguen teniendo miedo de la autoridad: "Mi amiga me cuida no la policía".







La convocatoria fue en la plaza del monumento a la Revolución. A las 2 de la tarde eso era un hervidero que recordaba: "Asesinos, asesinos, asesinos son ustedes, en abortos clandestinos las que mueren son mujeres"; una marabunta de mujeres que cantaba: "Van a volver, van a volver, las balas que disparaste van a volver, la sangre que derramaste la pagarás, las mujeres que asesinaste no morirán, ¡No morirán, no morirán!"; voces múltiples que profetizaban: "Ahora que estamos juntas, ahora que si nos ven, abajo el patriarcado, se va a caer, se va a caer; arriba el feminismo que va a vencer, que va a vencer"; y que gritaban con ritmo: "Hay que abortar, hay que abortar, hay que abortar este sistema patriarcal" e, incluso, que jugaban: "El que no brinque es macho".



 


 



 


Orquesta de Bellas Artes, antes del concierto
Foto: Héctor Hugo Rojas Hormigo

Era una masa de mujeres  vario pintas, urbanas, llena de fuerza y solidaridad: "Somos malas, podemos ser peores y al que no le guste, se jode se jode". Estaban todas las clases sociales, todas las edades, todos los oficios e incluso las hijas de las que no pudieron salir a marchar: "Aleeeeerta aleeeeerta alerta alerta alerta que camina la lucha feminista por América Latina, y tiemblen y tiemblen los machistas América Latina será toda feminista". Los drones y los helicópteros nos sobre volaban, la esperanza brotaba: “Somos las hijas de las brujas que no pudiste quemar”, cantábamos bajo el sol.




Pero los contingentes no avanzaban y estuvieron detenidos bajo el sol más de una hora; algunas coreaban buscando movimiento: “Esto es una marcha, esto no es plantón, nos va a dar insolación". Y efectivamente, un desmayo, paramédica; dos desmayos y decidí, con culpa y firmeza, salir con mi pequeño grupo (una diosa madre, una amiga querida, mi hija y yo) del contingente. Yo me sentí responsable de ellas y la plaza del Monumento a la Revolución llena de mujeres me empezó a parecer una ratonera. No nos íbamos a quedar paradas bajo el sol sabiendo que había varias salidas a Reforma; que era domingo de bicicletas... nos llegaban noticias de contingentes que avanzaban y que en la ciudad de Santiago De Chile, una capital pequeña con poco de más de 6 millones de habitantes, había salido casi la mitad de la población, dos millones de mujeres.



Fuera del monumento a la Revolución, sobre Reforma, nos percatamos que un grupo, solidario o no, detenía la salida contemplada con un dizque performance y algunas encapuchadas; que otro grupo exponía, cuál mitin de campaña, sus verdades justo enfrente de Bellas Artes y un altoparlante, sobre un coche negro, preguntaba si el Zócalo estaba lleno para desistir el avance de la marcha, eso sin contar las vallas que cerraban la entrada al zócalo por Madero. Llegando a Eje Central, las que marchábamos nos detuvimos, alguien había lanzado bombas molotov y la policía había respondido. El aire se densificó y esperamos un momento para continuar la caminata rumbo al zócalo. 







No faltaron las jóvenes de negro y encapuchadas que rompían vidrios y los coros “fuimos todas” en oposición al “sin violencia”. Mi mente se dividió frente a los coros, quiero cantar ambos y los canté en mi mente: “sin violencia, sin violencia”, porque sé que las sociedades no tenemos memoria y las ruinas y los monumentos sirven para recrearla... “fuimos todas, fuimos todas”, porque sé que desde Haussman, el creador del Paris actual, la estética urbana, monumentos incluidos, está pensada para controlar a las masas y las grandes avenidas están trazadas para que la policía y los militares lleguen rápidamente a aplacar los posibles sublevamientos. "Sin violencia, sin violencia, sin violencia", porque fui educada por las reglas patriarcales para respetar la ley y la urbe pero también “fuimos todas, fuimos todas, fuimos todas” porque violentar espacios públicos, como el cristalazo y la diamantina que las mujeres usaron el 16 de agosto en la estación de policía cuando se manifestaban en contra de policías violadores al ggrito: "No me cuidan, me violan", demostró que la autoridad sólo escucha la violencia. Como si la violencia fuera, junto al dinero, los únicos lenguajes universales.

                                       3000 nombres de mujeres asesinadas en el zócalo




Empero, el verdadero problema de la marcha, y de dónde surge mi tristeza, es que parecía que las autoridades la dirigían, así como los flujos de mujeres marchando. A las 4 de la tarde la entrada al Zócalo fue desganada, la plancha estaba casi vacía a pesar de los 3000 nombres de desaparecidas que nos esperaban pintados en la plancha. La fuerza de las mujeres estaba completamente diluida a pesar de los aplausos
"Aplaudan aplaudan no dejen de aplaudir el pinche machismo se tiene que morir", a pesar de las bombas de tinta roja que marcaron la fachada derecha del Palacio Nacional donde los granaderos parecían más futbolistas defendiendo una portería del penalti enemigo que autoridades protegiendo la puerta colonial del Palacio presidencial.




 Recordé que en el siglo XX, muchos países regularon las marchas. En Chile o en Francia se tiene que pedir permiso y las autoridades te lo dan como brindándole un favor a esa masa en busca de expresión y de catarsis: "Tranquila, hermana, aquí está tu manada". Sentí que la jefa de gobierno y el presidente "de las marchas" nos dieron permiso, como las empresas e instituciones lo han hecho con el 9 de marzo; nos llevaron de la mano por las calles de la ciudad, eso se desprendía en el aire, de ahí que la marcha perdiera su fuerza real y su sentido profundo.


Las cinco Fridas, Vía Chloé Campero

Tristemente corroboré que todo aquello que nació en el siglo XIX, incluyendo las marchas sociales que tomaban las calles y eran masa y eran poder, hoy ya no sirven para cuestionar al poder. Como si los cuerpos en la calle gritando consignas, como si las instituciones e incluso los "ismos" que arrastramos del siglo XX estuvieran muertos y agusanados como el sistema de representación que aparentemente nos rige todavía.
ZM

PS1: Dos versiones de
Canción sin miedo ft. El Palomar Vivir Quintana
CANCIÓN SIN MIEDO. Vivir Quintana
PS2: Un excelente podcast para entender el hartazgo de las mujeres en México: "Calladitas nunca más", de Inger Díaz Barriga 

PS3: Algunas otras consignas que se quedaron en el tintero


  • "No somos una, no somos cien, pinche gobierno cuéntanos bien""Señor, señora no sea indiferente, se matan a mujeres en la cara de la gente"
  • "Vivas se las llevaron, vivas las queremos"
  • "Ni una más, ni una más, ni una asesinada más"
  • "Mujer escucha, esta es tu lucha"
  • "No fue crimen pasional fue un acto patriarcal"
  • "Amiga, hermana, si te pega no te ama"
  • "Con o sin ropa mi cuerpo no se toca"
  • "Saquen sus rosarios de nuestros ovarios, saquen sus doctrinas de nuestras vaginas"
  • "No es un hecho aislado, es crimen de estado"
  • "Con falda o pantalón respétame cabrón"
  • "Hombre consciente se va del contingente"
  • "Verga violadora a la licuadora"
  • "¿Y dónde está y dónde está el Presidente que nos iba a apoyar?"

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