lunes, 21 de diciembre de 2009

NICARAGUA, NICARAGÜITA


"Volcán Concepción, desde una playa en el lago de Nicaragua, Isla de Ometepe, Nicaragua", imagen tomada de "viajarhastamorir's blog".

NICARAGUA, nicaragüita
Entre volcanes y poetas

Por Tariyata,
Darío no fue el único poeta Nicaragüense, aunque su fama opaque a todos los demás. De hecho, ese pequeño país de la América Central, comparando sus dimensiones con otros países de la región, ha dado innumerables poetas. Puede decirse de Nicaragua, lo mismo que en México suele decirse del Estado sureño de Chiapas: Debajo de cada piedra hay un poeta...
Tariyata ha hecho una pequeña selección, que como toda antología es incompleta y subjetiva, sin embargo quisimos encontrar el hilo de la historia entretejido con la palabra. Quizás así el lector, como nosotros, se dejé seducir por el país de los lagos que parecen mar. Ojalá lo disfruten.
TARIYATA EDICIONES


Volcanes Maderas y Concepción en la Isla Ometepe (Ome: dos Tepetl: montaña)




La selva umbrófila y los humedales en los Guatuzos se encuentran en la región de las grandes selvas, en la Costa oriental del país, agrupa la mayor biodiversidad; protegida por dos grandes reservas la Reserva Biológica Indio Maíz en el sur y la Reserva de Bosawás en el norte.





"Río San Juan, paso entre el Pacífico y el Atlántico". Mapa del lago de Nicaragua y el departamento del Río San Juan, 1574.
Fuente: Archivo Eclesiástico de la Curia Metropolitana, San José, Costa Rica.

Tariyata ha elegido tres características geográficas que conforman de alguna manera el espíritu y la historia nicaragüense: Los volcanes, la diversidad natural y los ríos que parecen mar. Si los volcanes explican la tierra fértil y la histórica densidad poblacional también recuerdan los temblores. Por su parte la diversidad natural siempre ha estado acompañada de una diversidad humana y cultural, los departamentos nicaragüenses son tan diversos como sus grupos étnicos. Por último están los ríos y sus reverberaciones tropicales, parecen hablar de paz; en realidad han promovido las constantes invasiones extranjeras. Tanto los Españoles como los Estadounidenses han codiciado el Río San Juan, su eterno movimiento acorta la distancia entre el Pacífico y el Atlántico. En la época Colonial fue el paso, como el mar caribe, entre las posesiones españolas y la Metrópolis. El oro y la plata venidos del Sur, del famoso Potosí (hoy Bolivia) subían la costa Pacífica americana y salían por el Río San Juan que desemboca en el Atlántico.
TARIYATA EDICIONES

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