jueves, 26 de noviembre de 2009

Antonio Lamberti, poeta y amigo


'Tanguista'
Tango, payadores y noche Bohemia en Buenos Aires


Gabino Ezeiza y José Betinoti, dos grandes payadores de la época








Por Tariyata

Antonio (Antonino) Lamberti (1845-1926), más que un poeta uruguayo, residente en argentina, fue un bohemio de principios de siglo XX. Un bohemio verdadero, de esos que gallardeaba en los cenáculos intelectuales su afición al canto alterno, al canto payador. Amaba también el tango y era como tantos otros escritores de la época (Ingenieros o Lugones, por citar sólo dos) un asiduo a la vida nocturna porteña. Ahí, entre cervezas y café, cuál poeta callejero, fundaba sus afectos que repartía en forma de versos. Trabajó en muchas cosas y tentó la fortuna de mil y un formas, dicen que pocas veces salió airoso (1). Poeta, marino (como su padre), funcionario, inventor, fue también un fabulador que vendía elixires milagrosos, como la famosa “Infusión argentina”, esa que anunciaba como un infalible remedio contra la calvicie. Fue amigo de muchos poetas; Martiniano Leguizamón, Ricardo Gutiérrez de Goycochea Menéndez y, por supuesto, de Rubén Darío.

1.- López Mato, Omar, Ciudad de ángeles: Historia del cementerio de la Recoleta

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